El alzhéimer también se combate con emociones
Un libro publicado por grupo de psicólogos plantea ejercicios para prevenir el deterioro cognitivo de personas mayores
La hermana Mary, una monja estadounidense de la orden de las Hermanas de Notre Dame, tenía 101 años cuando murió. Era 1994 y hasta su ... último día había dado muestras de una memoria sorprendentemente nítida, algo que había asombrado al neurólogo David Snowdon, que desde hacía años llevaba a cabo un estudio para comprender el envejecimiento del cerebro a través de diferentes comunidades de religiosas. Este grupo de población tenía un estilo de vida regular y homogéneo, lo que lo convertía en un excelente entorno para la investigación.
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La autopsia a la hermana Mary reveló que su cerebro tenía signos avanzados de demencia y estaba muy afectado por la enfermedad neurodegenerativa. Lo extraño era que en vida no había dado muestras de deterioro. Al contrario, su actividad cerebral era la de una persona veinte años más joven. Fue toda una sorpresa y también el comienzo de una esperanza.
Aquel descubrimiento llevó a Snowdon a pedir a las 678 monjas participantes en el estudio que donaran sus cerebros a la ciencia, una propuesta que aceptaron sin dudarlo. Con el paso del tiempo las religiosas fueron muriendo y sus cerebros revelaron un dato inesperado. Las monjas que se habían dedicado a la formación, estudio y a tareas más cultas e intelectuales «tenían los nódulos típicos del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y, sin embargo, sus capacidades nemotécnicas estaban muy poco dañadas», explica el psicólogo de la UPV/EHU Aitor Aritzeta, que junto a las también investigadoras Goretti Soroa, Janire Erasun, Nekane Balluerka, Arantxa Gorostiaga y Fátima García-Pena ha publicado el libro 'Emo-Oroitu', un programa para «la promoción de competencias socioemocionales en personas adultas mayores para la prevención del deterioro cognitivo».
«Si alguien percibe algún problema de memoria tiene que ir al médico de cabecera»
Aitor Aritzeta
Psicólogo
Las monjas estaban también muy implicadas en su comunidad, por lo que tenían una vida social intensa, lo que de alguna manera parecía protegerlas del deterioro cognitivo. Era como si estuvieran vacunadas contra las enfermedades neurodegenerativas. «A partir de ahí se empezó a investigar cómo las habilidades emocionales, las relaciones sociales, las relaciones emocionales profundas, ayudaban a retrasar los efectos más graves del alzhéimer, como la pérdida de memoria y de la identidad», dice Aritzeta.
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La investigación con las monjas demostró que más allá del diagnóstico del alzhéimer había esperanza, que no era el fin. «Aunque aún no contamos con un tratamiento reversible de la enfermedades, cada vez tenemos más evidencias de la plasticidad del cerebro y de las estrategias de intervención que pueden retrasar de manera muy considerable los efectos más adversos o incluso posponerlos o retrasarlos de una forma tan evidente que incluso podemos evitar que aparezcan», señala Aritzeta.
«El libro recoge una experiencia de varios años donde hemos implementado un programa para enseñar a personas mayores con esa sintomatología para que adquieran habilidades de inteligencia emocional y de competencia social como la empatía, la regulación emocional o hacer frente a la soledad», afirma el psicólogo. 'Emo-Oroitu' va dirigido a profesionales y a personas mayores. Sus páginas recogen una serie de actividades, fichas técnicas y ejercicios que están accesibles por internet de manera gratuita en la web de Erein y pueden ser realizados por cualquier persona.
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«Cuando los mayores expresan emociones como tristeza o soledad tienen una sensación de plenitud y bienestar»
Habilidades como la empatía, el afrontamiento de la soledad o la capacidad de manejar la ansiedad son «pilares fundamentales para un envejecimiento saludable que ayudan a retrasar los efectos más importantes del proceso de deterioro cognitivo», explica el coautor del libro. Son unos pilares que hay que ir afianzando lo antes posible para evitar que el problema vaya a más. «Cuando alguien empieza a percibir algún tipo de problema de memoria tiene que ir al médico de cabecera; no hay que tener miedo a hacerlo porque un diagnóstico precoz ayuda de una manera muy grande a tener un mayor éxito».
¿Cómo distinguir entre los olvidos provocados por la edad y los causados por la enfermedad? «La diferencia fundamental tiene que ver con la frecuencia y la repetición. Hay procesos degenerativos naturales que son aceptables, pero lo que hay que observar es si una persona comienza a repetir ciertas pérdidas o despistes, esa es la observación fundamental tanto para ellos mismos como para sus familiares», asegura Aritzeta.
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Miedo y sorpresa
El psicólogo de la UPV también recomienda que las personas mayores superen el temor o incluso la vergüenza a acudir a instituciones que desarrollan programas para la prevención del deterioro cognitivo. «A veces suelen tener miedo a acercarse a este tipo de iniciativas para ayudarles a mejorar su memoria porque les supone reconocer de alguna manera que necesitan apoyo», dice. Pero es un temor que normalmente dura muy poco. «Siempre nos encontramos con que la primera reacción termina siendo superada por la felicidad que supone compartir con otras personas estas actividades».
Los primeros sorprendidos en este tipo de sesiones son los recién llegados. «Tienen poca costumbre de hablar de sus propias emociones y se sorprenden de lo importante que es expresar lo que les ocurre y de lo bien que se sienten después de haber encontrado un lugar para poder compartirlo. Cuando las personas mayores pueden expresar emociones como la tristeza, la soledad, el malestar o la angustia, que no tienen buena prensa y que se tienden a ocultar, tienen una sensación de plenitud y bienestar, han soltado algo que llevaban dentro y que no contaban para no preocupar a los hijos o no saturar a los amigos. Encuentran el apoyo y comprensión del grupo y de repente se dan cuenta de que otras personas sienten exactamente lo mismo. Ese peso que se quitan de encima reduce sus niveles de estrés, mejora su sistema inmune y los prepara mejor para estar más felices», afirma Aritzeta.
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