La práctica de defecar en piscinas que es la gran preocupación del verano y llega a Euskadi
Decenas de piscinas municipales de todo el Estado han cerrado en las últimas semanas por presencia de heces en el agua
J.M.
Martes, 15 de julio 2025, 14:51
Con la llegada del verano y la apertura de las piscinas municipales de decenas de miles de municipios esta temporada ha traído también consigo la vuelta de una desgradable práctica consistente en defecar dentro del agua, circunstancia que ha provocado el cierre de numerosas piscinas durante las primeras semanas de la época estival en diferentes puntos de la geografía del Estado y que se estima en cerca de 300 instalaciones afectadas.
Si bien en 2023 algunas localidades ya denunciaron esta práctica, este año los casos de piscinas clausuradas por este motivo se han multiplicado. Así, provincias como Salamanca, Valladolid, Valencia o Alicante han sido víctimas de estos hechos escatológicos que también han afectado a Euskadi.
Por el momento, aunque responsables de las zonas deportivas afectadas han apuntado en su mayoría a algún reto viral en redes sociales como causa de este fenómeno, no se ha podido comprobar con certeza el motivo de la aparición de las heces y en plataformas como TikTok o Instagram no hay publicados vídeos al respecto, más allá de posts informativos.
Hasta ahora, de los casos conocidos este verano, los más llamativos han tenido lugar en Cantabria, donde las autoridades han conocido hasta cuatro casos de piscinas contaminadas por heces que han tenido que ser clausuradas, algunas de ellas en repetidas ocasiones, de las cuáles tres piscinas corresponden a instalaciones municipales en Tanos (Torrelavega), Los Corrales (Reocín) y Puente San Miguel y una cuarta piscina perteneciente a una urbanización privada.
Esta práctica también ha llegado a Euskadi tal y como ha apuntado EL CORREO en una de sus últimas informaciones, en la que explica que el club Arrietara de Sopela se ha visto obligado a cerrar nueve veces su piscina al hallar excrementos en su interior, la última este pasado fin de semana.
Según los protocólos vigentes, cuando en una piscina se detecta la presencia de heces se debe evacuar inmediatamente el vaso además de la aplicación de diferentes tratamientos mediante cloro así como el cierre de la piscina hasta que los análisis de Sanidad indiquen que ya no existen bacterias en el agua y, por tanto, que ha ya sido erradicado la probabilidad de cualquier tipo de contagio entre los bañistas.
Una problemática cuyo perjucio no afecta solo a los vecinos y usuarios que no pueden utilizar las piscinas durante un periodo de aproximadamente 48 horas, en lo que dura el periodo de desinfección y depuración del agua para comprobar si existe presencia de la bacteria E.Coli, sino que también conlleva consecuencias económicas ya que la limpieza o sustitución del agua contaminada puede suponer un gasto de varios miles de euros para las arcas municipales.
Para tratar de terminar con esta práctica, algunos municipios han hecho hincapié en las sanciones que pueden derivar de estas conductas, con multas de hasta 1.500 euros, si bien los diferentes consistorios afectados han señalado lo difícil que resulta dar con los autores de estos hechos.