El pediatra Carlos González desmiente dos grandes mitos sobre la crianza: «No se trata de evitar las discusiones»

El prestigioso pediatra Carlos González ha desmontado dos de los mitos más arraigados en la crianza infantil: la idea de que los padres nunca deben contradecirse delante de sus hijos y la creencia de que las discusiones deben evitarse a toda costa en presencia de los pequeños. Según Carlos González, estas afirmaciones no solo son erróneas, sino que pueden afectar negativamente al desarrollo emocional de los niños.

«Otro mito con el que muchas veces se asusta a los padres es el de que, una vez que papá o mamá han dicho algo, el otro progenitor por nada del mundo debe contradecirle porque eso le haría perder autoridad, porque eso lo dejaría en ridículo ante los hijos. Es todo lo contrario, no está perdiendo autoridad, al contrario, la está ganando. Es la base de la democracia, en realidad, la división de poderes», señala el pediatra.

En este sentido, el pediatra enfatiza que los niños necesitan saber que cuentan con una red de apoyo dentro de su propia familia. «Cuando papá dice un disparate, mamá le puede parar los pies y al revés. La garantía para el niño es que si papá pierde los nervios, mamá me protege y si mamá pierde los nervios, papá me protege», explica.

Sobre la supuesta necesidad de evitar discusiones delante de los hijos, Carlos González es tajante: «Esto es una tontería. Si por discutir entendemos insultarse, golpearse, tirarse platos, eso no hay que hacerlo delante de los niños, pero tampoco detrás de ellos. Sencillamente eso no hay que hacerlo».

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El especialista sostiene que los desacuerdos bien gestionados entre los padres pueden ser una herramienta educativa valiosa, ya que enseñan a los niños a resolver conflictos de manera saludable. «Los niños deben ver que es posible debatir y llegar a acuerdos sin perder el respeto mutuo. No se trata de evitar las discusiones, sino de llevarlas con respeto y empatía», concluye.

Las declaraciones de Carlos González ofrecen una visión distinta sobre la dinámica familiar, abogando por una crianza basada en la comunicación y el respeto, donde los desacuerdos no sean una amenaza, sino una oportunidad de aprendizaje para los niños.