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El Ebro serpentea el entorno de la central nuclear de Santa María de Garoña al norte de Burgos. IGOR MARTÍN
La oposición en Euskadi teme que Garoña se convierta en un cementerio nuclear

La oposición en Euskadi teme que Garoña se convierta en un cementerio nuclear

El PNV confía en que el parón que vive el desmantelamiento de la central nuclear se desbloquee tras las elecciones generales

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Martes, 19 de marzo 2019, 07:48

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La paralización temporal que atraviesan los trabajos de desmantelamiento de la central nuclear de Garoña ha encendido las luces rojas en los grupos de oposición parlamentaria de la Cámara vasca. EH Bildu, Elkarrekin Podemos y Partido Popular expresaron ayer su temor a que la inacción de la empresa pública Enresa -denunciada por la compañía Nuclenor gestora de la planta- responda a una «intención velada» de convertir las instalaciones en un cementerio nuclear. Con un discurso más sereno, el PNV confía en que el frenazo en las tareas de desmontaje responda a un momento coyuntural, que se superará pasadas las elecciones generales del próximo 28 de abril. Los socialistas vascos creen que no puede ni siquiera hablarse de ralentización de las tareas, ya que, según dicen, el plazo que se dispone para trasladar los residuos atómicos al futuro Almacén Temporal Centralizado (ATC), aún sin ubicación definitiva, es todavía muy largo.

No tiene la misma idea Nuclenor. La compañía propietaria del reactor, participada al 50% por Iberdorla y Endesa, sostiene que tiene «prácticamente finalizadas» las tareas de acondicionamiento de los residuos que se generaron mientras la central estaba activa. En estos momentos, la empresa se encuentra a la espera de que Enresa le envíe los cinco contenedores donde se guardará el combustible usado que ahora mismo se mantiene «en condiciones de máxima seguridad» en la piscina de las instalaciones.

LA CLAVE

  • 218 toneladas de residuos de alta actividad almacena GaroñaDeben llevarse en 5 contenedores a un almacén ATI en construcción

Falta de planificación

La legislación actual prevé que ese material permanezca durante un tiempo de 15 o 20 años -debidamente 'empaquetado'- en lo que se denomina un Almacén Temporal Individualizado (ATI), que se está construyendo en Garoña, a la espera de que, pasado ese tiempo, se transporte a un cementerio definitivo, el llamado Almacén Temporal Central (ATC). Estas instalaciones iban a habilitarse en Villar de Cañas (Cuenca), pero el Gobierno de Pedro Sánchez ha echado para atrás el proyecto, que hoy carece de ubicación.

EH Bildu considera que la crisis que atraviesa el desmantelamiento de Garoña evidencia una «falta de planificación ordenada» de las tareas, lo que a su entender está generando «mucha incertidumbre», según consideró el portavoz parlamentario de Medio Ambiente de la coalición, Mikel Otero. «Hace tiempo que Enresa venía avisando de que los fondos que tenía para afrontar los costes del desmantelamiento eran insuficientes», afirmó. «Tiene toda la pinta», añadió, de que el Gobierno pretende hacer un cementerio nuclear en cada central.

El mismo criterio comparten Elkarrekin Podemos y PP. «Construir un ATC es un proceso que requiere al menos 5 años. O se llevan a Francia y se paga por ello 65.000 euros al día o, como mucho me temo, se quedarán en Garoña para siempre, como un dinosaurio», afirmó Joserra Becerra, parlamentario del grupo Elkarrekin Podemos y miembro de Equo Berdeak. El popular Carmelo Barrio calificó de «muy preocupante y peligroso», el «incumplimiento de Enresa de sus obligaciones adquiridas con el Gobierno de España.

Los nacionalistas vascos confían en que las elecciones generales del próximo mes desbloqueen la situación. «El cierre de Garoña ha puesto de manifiesto una falta total de planificación sobre gestión nuclear y energías renovables», criticó el congresista Mikel Legarda. Por el PSE-EE, David Senderos, su secretario de Política Ambiental, aseguró que la futura existencia de un ATC y el Plan de Residuos Nucleares, que se aprobará previsiblemente en la segunda mitad del año, aclaren el panorama.

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