Llenando la Noruega vacía
Tres empresarias promueven un hotel vanguardista en una isla de la costa escandinava dentro de un plan para frenar la despoblación
Fedje es una pequeña isla situada en la costa oeste de Noruega que experimenta un proceso de despoblación muy parecido al de otros muchos territorios ... de Europa: en los últimos diez años ha perdido el 7,7% de sus habitantes y los 578 que aún viven allí perciben que su futuro es cada vez más incierto. Su panorama en términos demográficos no difiere mucho de los cientos de pueblos que conforman lo que se ha dado en llamar la España vacía, un fenómeno que trae de cabeza a una clase política que no ve la forma de contrarrestarlo.
En Fedje, sin embargo, parecen haber dado con la tecla para revertir su declive poblacional. Un grupo de mujeres encabezado por Anne Koppang, una empresaria de éxito en el terreno de la hostelería, se ha propuesto devolver la vitalidad a la isla con un proyecto que contempla, entre otras actuaciones, la creación de una destilería y la construcción de un hotel. La destilería, que se llama Feddie Ocean, empezó a funcionar hace ya un par de años y produce tanto ginebra como whisky. Tiene sus instalaciones en el pequeño puerto de la isla y sus licores se benefician de una inteligente política de promoción que combina viejas leyendas marinas locales con el proverbial buen gusto para el diseño de los escandinavos.
La segunda pata del plan que abandera Anne Koppang consiste en la creación de un hotel muy poco común, un proyecto para el que ha recurrido al revolucionario arquitecto canadiense Todd Saunders, que tiene su estudio en la ciudad noruega de Bergen, a unos 80 kilómetros de la isla. Saunders ha ideado un edificio en forma de 'U' presidido por una torre cuadrada que llama la atención tanto por su concepción poco habitual como por su forma de adaptarse al entorno.
El arquitecto, que presentó la semana pasada el proyecto a los vecinos de la isla, ha dicho que su idea es que «los visitantes sientan que Fedje es un lugar único y especial». El edificio estará abierto al mar y orientado hacia el oeste para que sus ocupantes puedan presenciar las puestas de sol. «Es un lugar para ver en directo las furiosas tormentas del Atlántico Norte pero también para contemplar la belleza del paisaje los días despejados». Recubierto por los materiales de construcción que se utilizan en la zona, pizarra y tejas de madera de pino, su creador cree que encarna una «concepción nórdica del lujo» exenta de florituras.
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