Miembros de los 'Koalas' acumulan hasta cinco años de historial delictivo
Algunos habrían participado en la ola de robos que tuvieron lugar a principios de verano en Castro Urdiales
luis lópez
Jueves, 5 de agosto 2021, 07:57
El consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, admitió desde el principio que varios de los sospechosos de haber perpetrado la agresión salvaje de Amorebieta eran bien ... conocidos por las fuerzas de seguridad. Que tenían antecedentes policiales. Lo que sorprende es hasta dónde se remontan. Pese a su juventud, alguno de los miembros de 'Los Hermanos Koala' (LHK), la pandilla juvenil y violenta en la que presuntamente se integraban, suma hasta cinco años de historial delictivo. Y muchas imputaciones por distintos delitos.
Según fuentes policiales, alguno de los mayores de edad detenidos por la paliza que ha dejado en coma a Alexandru Andrei Ionita, de 23 años, ya era conocido por la guardia urbana de Barakaldo desde que tenía trece años. En el último lustro habría sumado más de una decena de imputaciones por parte de distintos cuerpos policiales por robos y delitos de lesiones.
Se trataría éste de un perfil bastante recurrente en este grupo juvenil donde se integran miembros junior (menores de edad) y senior (mayores). Estos últimos son los que llevan la batuta. Los mismos medios apuntan a que el presunto líder de la banda, un joven de 22 años y con extensos antecedentes policiales y penales, no estaba presente durante la agresión de Amorebieta, pero fue detenido por robo con violencia tanto la semana anterior al ataque como, de nuevo, el mismo fin de semana de la paliza a Alex, aunque en otro lugar. Este individuo ya es conocido por los uniformados desde que tenía 17 años y en su ficha extensa hay desde robos con violencia y robos con fuerza, hasta violencia de género.
En Cantabria un grupo fingía peleas para atraer la atención de la Policía mientras otro robaba en un lugar alejado
En un principio la actividad más destacada de LHK eran las agresiones, robos y extorsiones en institutos de Barakaldo. Algunos padres cambiaron a sus hijos de colegio para protegerlos de esta banda. Con el paso de los años las infracciones ganaron en gravedad. Fuentes policiales aseguran que el pasado 17 de julio, una semana antes de la agresión de Amorebieta, miembros de esta pandilla propinaron palizas en la calle Zaballa, de Barakaldo. Varios jóvenes terminaron en el hospital y se rozó la tragedia, pero no hubo denuncias.
Ley del silencio
Es algo que ocurre a veces. Uno de los últimos detenidos por el ataque a Alex había salido perdiendo en alguna reyerta hace no mucho tiempo. «Le dejaron la cara destrozada, pero no quiso denunciar», explica un agente conocedor de aquel caso. Es la ley del silencio tan vieja como la violencia callejera.
La historia de esta pandilla y la de sus miembros están en informes elaborados por la Policía Local de Barakaldo desde hace más de tres años. Ni esa información -que también estaba en manos de la Policía vasca-, ni los antecedentes de los miembros de LHK, fueron suficientes para evitar que un chaval de 23 años esté entre la vida y la muerte en el hospital de Cruces.
Tanto agentes de la Ertzaintza como de las policías locales son muy críticos con la facilidad con la que jóvenes infractores regresan a la calle tras ser detenidos por diferentes delitos. «Hay chavales que están en libertad vigilada y siguen armándolas», aseguran. Otros salen directamente de noche con armas blancas y protectores bucales de boxeo.
Se aprecia, además, cierto grado de profesionalidad en la actividad delictiva. Es visible en un informe elaborado por la Policía Local de Castro Urdiales a cuenta de una oleada de robos de móviles que se produjo a principios de este verano en la localidad cántabra. Se recoge en él la presencia de «una banda criminal de origen multiétnico de entre 40 y 50 jóvenes procedentes de la margen izquierda de Bizkaia con edades comprendidas entre 17 y 25 años». Algunos de ellos, según medios policiales vascos, serían miembros de 'Los Hermanos Koala'.
El modus operandi detectado por los cuerpos de seguridad cántabros es diverso. «Tratan de crear un caos que nos tenga ocupados y en movimiento de un sitio para otro», refleja el informe. Por ejemplo, uno de los 'subgrupos' «requiere asistencia para uno de ellos (de sus miembros)» por un supuesto «ataque de ansiedad o algo parecido». Hasta el lugar llegan ambulancia y policía, mientras en otro lugar perpetran robos.
Cambios de indumentaria
«Otra de las formas de crear caos y llamar nuestra atención es pegarse entre ellos, acusándose del robo de móviles. Se muestran como grupos enfrentados aprovechándose de la diferencia étnica». En los grupos, dice la Policía, hay exmenas, latinos y españoles. «Uno de los cabecillas es español».
En las primeras horas de la noche el robo de móviles era al descuido o haciéndose los simpáticos, dando la mano a su víctima. A partir de las tres de la madrugada ya «usan métodos más violentos con puñetazos y navajas». También se requisaron «puños de hierro o barras».
Tras cada golpe llevaban el botín a un punto concreto, donde «los guardaban en una bolsa de basura (los móviles sustraídos)». Para dificultar la identificación por sus víctimas «en una noche es posible que los que roban se cambien tres o cuatro veces de ropa: camiseta, chalecos, anorak, gorras o capuchas».
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