El matemático rumano que ganó 14 veces la lotería con un sistema… que fue ilegalizado
Stefan Mandel ideó un método, llamado condensación combinatoria, para encontrar las combinaciones con más posibilidades de resultar ganadoras
Jorge Murcia
Martes, 2 de diciembre 2025, 08:30
Echar la lotería o participar en la mayoría de juegos de azar es un acto de fe para casi todo el mundo. Al fin y ... al cabo, siempre se ha dicho de que existen más posibilidades de que te caiga un rayo que de obtener un premio gordo en algún sorteo. Pero siempre hay personas dispuestas a racionalizar ese sueño, a exprimir las posibilidades matemáticas de manera que, sí o sí, el éxito esté garantizado. Una de ellas es Stefan Mandel, matemático nacido en Rumanía en 1934.
Mandel ideó un método con el que ganó hasta 14 sorteos de lotería en distintos países, hasta que las autoridades de Estados Unidos le cortaron las alas con distintas modificaciones reglamentarias en los juegos de azar.
El matemático creó, en su Rumanía natal, un algoritmo de elección de números basado en el método de 'condensación combinatoria', reduciendo todo lo posible el número de combinaciones necesarias para ganar los sorteos. Así se embolsó sus primeros premios. Parte de ellos los empleó en sobornar a funcionarios de su país -de la órbita comunista- y huir a Australia. Allí desarrolló su metodología, a partir de la identificación de los sorteos cuyo número total de combinaciones era notablemente inferior (al menos tres veces) que el premio en juego.
En una de esas loterías se jugaban seis números a elegir del 1 al 40, lo que da 3.838.380 resultados posibles. Mandel se percató de que el importe de comprar el número de billetes suficiente como para cubrir todas las combinaciones era mucho menor que el mayor premio que se podía ganar (10 millones de dólares). El matemático rumano se llevó 12 premios de ese sorteo, y la reacción de las autoridades australianas fue modificar las normas de juego para prohibir una práctica hasta ese momento perfectamente legal: imprimir billetes en casa y automatizar el proceso para completar las diferentes combinaciones.
Mandel decidió probar suerte en Estados Unidos, donde amplió y profesionalizó aún más su estructura empresarial, para la que contrató a 16 empleados. Allí montó una corporación y un fideicomiso que atrajo a miles de inversores. A su vez, colocó el punto de mira sobre un sorteo de Virginia, que repartía 27 millones de dólares. Calculó todas las combinaciones posibles y compró los boletos en diferentes tiendas del estado. Así se hizo con el 99,3%, lo que prácticamente le aseguraba el éxito. Efectivamente, Mandel y su equipo se llevó el premio, a costa eso sí de atraer la atención del FBI y la CIA, que pusieron a sus sabuesos a buscar algún tipo de ilegalidad. No la hallaron, y como sucedió en Australia, las autoridades locales cambiaron las reglas del juego, algo que poco a poco fueron replicando en cascada otros muchos países: se prohibió la compra masiva de boletos o la utilización de sistemas computarizados para cubrir todas las combinaciones posibles.
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