El jurado delibera desde hoy si impone a Ibar la condena a muerte o la cadena perpetua
La decisión podría conocerse esta misma tarde, si los doce miembros del tribunal alcanzan un acuerdopor unanimidad
Pablo Ibar conocerá en las próximas horas su sentencia: muerte o vida. No hay resolución intermedia. Lo hará rodeado de los cuatro abogados que le han representado. El juez Dennis Bailey, el mismo al que Pablo recriminó el lunes su falta de imparcialidad, leerá el fallo. Entre el público, su esposa Tanya, su padre Cándido, sus hermanos Michael, Franck y Steven contendrán la respiración antes de escuchar la decisión.
La historia se repite. Cuatro meses después de que Bailey diera lectura al veredicto de culpabilidad, Pablo Ibar y su familia se disponen a revivir horas cruciales en el mismo escenario y con los mismos protagonistas. La última palabra la tiene el jurado que en el mes de enero, la víspera de la festividad de San Sebastián, declaró a Ibar culpable de los asesinatos en primer grado de Casimir Sucharski, propietario de un club nocturno, y las modelos Marie Rogers y Sharon Anderson, además del delito de robo a mano armada, cometidos en 1994. El tribunal, integrado por doce personas, debe pronunciarse en esta ocasión si condena a Ibar a cadena perpetua o le impone la pena de muerte.
La defensa ha luchado en esta última fase del proceso todo lo que ha podido para convencer al jurado popular de que la vida del preso de origen guipuzcoano merece la pena tanto para él como para sus allegados, sobre todo para sus dos hijos, Georgio Michael y Javier Andrés, de 11 y 8 años. Los abogados Benjamin Waxman y Joe Nascimento han pedido al jurado que hagan suyos sus postulados y dicten una sentencia de prisión de por vida.
Un fiscal implacable
Pero el jurado no solo ha oído los argumentos de la defensa. Enfrente tiene al fiscal Charles 'Chuck' Morton, quien ya en 2000 consiguió que otras doce personas sentenciasen a Ibar a la pena capital, si bien aquella condena fue anulada en 2016. Esta decisión desagradó al veterano representante del ministerio público, tanto que no dudó en ejercer la acusación en el nuevo proceso que ahora está a punto de concluir. Y ello, pese a que ya estaba jubilado. Morton, además, se ha desenvuelto con especial intensidad. No le ha importado nada que Ibar lleve desde el primer minuto defendiendo su inocencia, que haya estado privado de libertad veinticinco años, que durante este tiempo haya tenido dos hijos o que los funcionarios que convivieron con él en el corredor de la muerte no hayan tenido nunca quejas sobre su comportamiento. Le ha dado igual, su petición ha seguido siendo la pena de muerte. Morton ha sido la gran amenaza de Ibar.
Antes del pronunciamiento final, el jurado, cuya decisión debe ser por unanimidad, pudieron escuchar los testimonios de la familia de Ibar, entre ellos los de su mujer Tanya y sus hermanos Franck, Steven y Michael. En un relato estremecedor y entre lágrimas, al igual que su marido que la observaba atentamente, Tanya aseguró que Pablo es «un buen hombre», un padre «ejemplar» para sus hijos de 7 y 12 años de edad, al que los pequeños «admiran». Además, dijo que durante 21 años ella ha continuado al lado del acusado, pese a que este le ha emplazado a rehacer su vida sin él, porque conoce «firmemente» cuál es la verdad y por eso, ha continuado en su «lucha».
Los hermanos manifestaron que el preso ha sido una fuerza esperanzadora en sus vidas, y pusieron de manifiesto su actitud siempre positiva, «dispuesto a aportar consejos, ya que desde prisión poco más podía hacer».
Apoyo de sus amigos
También prestaron testimonio dos de sus amigos de la escuela secundaria, Preston Selvanek y Jesse Hernández. Ambos han mantenido el contacto con Ibar a lo largo de todos estos años. «Selvanek llevó consigo algunas de las postales que Pablo le había escrito desde el corredor de la muerte y que leyó ante el jurado para demostrarles «el talante siempre positivo de Ibar». Hernández se emocionó relatando episodios en los que el contacto con Ibar le ayudó en momentos difíciles.
Otro testimonio importante fue el de Ron McAndrew, quien ha trabajado la mayor parte de su vida en el sistema penitenciario de Florida. Desde hace doce es consultor del sistema penitenciario y en ocasiones ha prestado testimonio como perito.
En su declaración, aseguró estar «impresionado» por el historial penitenciario de Ibar y calificó su comportamiento como «intachable» cuando estuvo en el corredor de la muerte. De hecho, aseveró que no conocía ningún otro caso que haya generado «tal nivel de apoyo».