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Internet es una herramienta muy valiosa que la mayoría de jóvenes en el sistema vasco de protección utiliza para comunicarse con sus amigos o con ... su familia de origen. Sin embargo, si se usa de una forma inadecuada puede resultar peligrosa. Más del 11% de los menores tutelados en Euskadi admite controlar a su pareja por las redes sociales y el 8,6%, geolocalizarlas para vigilar en todo momento donde se encuentran, según los datos preliminares del proyecto transfronterizo Evolution, que se dieron a conocer ayer en una jornada en la facultad de Educación, Filosofía y Antropología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en Donostia.
Los jóvenes que viven en un centro residencial por conflictos familiares o porque son menores extranjeros no acompañados usan internet principalmente para enviar mensajes porWhatsApp, escuchar música, ver películas o utilizar redes sociales como Instagram. Es en el momento en el que se ponen en contacto con otras personas cuando corren peligro, sobre todo en las relaciones de pareja, en las que quien normalmente sale perjudicada es la chica. Así lo confirman los datos de la primera encuesta realizada a un grupo de menores tutelados en Euskadi. El 13,8% coincide en que en algún momento ha recibido mensajes insistentes de otra persona para quedar a través de las redes, seguido del 12,9% que asegura haber recibido mensajes de carácter sexual a través de estas aplicaciones. Además, el 12,1% dice que su pareja le ha controlado por las redes, el 11,2% ha recibido propuestas para tener relaciones afectivo-sexuales con una persona mayor y al 10,3% le han insultado en redes por tener un físico «poco atractivo». Estas dos últimas situaciones de violencia afectan sobre todo a mujeres, «con diferencias estadísticamente significativas» entre sexos, según alertan los expertos.
En estos casos, entre las reacciones más repetidas se encuentra «bloquear el perfil o le número de teléfono del agresor», una decisión que se ha visto obligada a tomar el 85,7% de las menores en el sistema vasco de protección, frente al 16,7% de los chicos. Además, el 15,8% de las chicas han decidido contarles lo que estaban viviendo a alguien de su familia de origen, una medida a la que no han recurrido ellos. Así, los profesionales que trabajan con estos menores perciben a las chicas con un mayor grado de vulnerabilidad que a los chicos en los entornos virtuales.
Preguntados por el tipo de acciones que han cometido en redes, el 17,20% admite enviar mensajes a través de las redes a miembros de la familia de origen sin tener permiso. Pero lo que realmente preocupa a los profesionales es que el 11,20% dice controlar a la pareja por redes, el 9,50% acepta llenar el WhatsApp de alguien con contenido sexual y el 8,6 % controlar a la pareja por geolocalización. Ese mismo porcentaje dice conocer la contraseña de su pareja en las redes para bloquear amistades e insultar a una chica por tener un físico «poco atractivo».
Los servicios sociales de Gipuzkoa atienden a casi 32.000 personas, más de la mitad (60%) mujeres. Tras la pandemia y con la inflación, el Departamento de Cuidados y Políticas Sociales ha registrado un aumento de usuarios que solicitan ayuda por diferentes motivos, como estar en situación de dependencia, exclusión social o riesgo de pobreza, entre otras. Cada uno tiene sus circunstancias, y de estas depende el copago, por ejemplo. De las 31.613 personas que en noviembre eran atendidas por la red de servicios sociales del territorio, 2.379 estaban exentas de la obligación de copago por sus ingresos, correspondientes a los recursos de inserción, mujeres víctimas de violencia machista, menores en desprotección y talleres ocupacionales, según una respuesta de la diputada Maite Peña a la juntera Estitxu Elduaien (EH Bildu). En el grupo de mayores, hay un total de 6.091 personas en situación de copago, según los datos aportados por Peña. La mayoría (3.978) pertenecen a las unidades psicogeriátricas, así como quienes tienen una valoración de dependencia del grado II o III. Por su parte, 537 usuarios son dependientes de grado I, 60 son personas autónomas o sin valoración y 1.516 son mayores que hacen uso de los centros de día. En los recursos de personas con enfermedad mental, quienes están dentro del sistema de copago son 664: un total de 115 en las viviendas de apoyo, 199 en las unidades residenciales, 217 en los centros de día y 133 en unidades residenciales sociosanitarias. Entre otros, también están los usuarios de los centros de discapacidad. A 1.756 les afecta el copago. Son 835 de las residencias y viviendas con apoyo extenso y generalizado, 113 de viviendas con apoyo limitado, 12 de viviendas con apoyo intermitente, 5 de centros de educación especial y 791 de centros de día.
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