Inés Sánchez de Madariaga: «El diseño urbano no responde a las necesidades de las mujeres»
«Percibir un lugar como inseguro no solo limita la libertad, sino cosas más básicas como el acceso al empleo o a servicios», asegura la experta
Los hombres y las mujeres hacen usos distintos de las ciudades porque sus necesidades también lo son. Moverse entre el trabajo, la guardería del pequeño, ... el supermercado o las citas médicas de las personas dependientes es el día a día de muchas mujeres, quienes «estadísticamente son las personas que se encargan de estas tareas del cuidado», señala Inés Sánchez de Madariaga, arquitecta y urbanista que participó ayer en el curso de verano de la EHU 'Género y urbanismo, retos y oportunidades', organizado por el Departamento de Movilidad Sostenible de la Diputación. «Una vez que ves cómo están diseñadas las ciudades, ya no puedes dejar de analizarlo», apunta la experta.
- ¿Cómo están diseñadas?
- Bajo un patrón estandarizado. El problema es que las ciudades no responden suficientemente bien a lo que es la vida cotidiana de las personas que se hacen cargo de las tareas de cuidado, que estadísticamente son las mujeres. Las ciudades no responden bien a todas esas necesidades vitales por una serie de razones complejas e históricas. Hasta hace relativamente poco, había unas necesidades básicas de tipo más cuantitativo a las que responder. Y ahora, introducir la perspectiva de género implica mirar de manera más detallada a una diversidad de realidades e implica una mayor complejidad en el abordaje del urbanismo.
- Habla también de la 'movilidad del cuidado'...
- Sí. Precisamente porque las mujeres son quienes, estadísticamente, se hacen cargo de la mayor parte de las tareas de cuidado, tienen que combinar aquellas que tienen lugar en la vivienda o en su entorno inmediato con las que se dan en otras partes de la ciudad y hacer que estas sean compatibles con el empleo. Hace falta que los sistemas de transporte respondan mejor a eso que yo he llamado movilidad del cuidado, que es una manera de cuantificar y hacer visible esos patrones distintos de movilidad que tienen que ver con el género.
«Ellas tienen otros patrones porque estadísticamente son quienes se encargan de estas tareas»
- ¿La sociedad es consciente de que el diseño de las ciudades es poco inclusivo?
- Algunas personas sí, otras no tanto. Yo suelo decir que 'una vez que ves, no puedes dejar de ver'. Hay mucha gente, por ejemplo más jóvenes, que no ha tenido que cuidar a personas mayores o a menores y no ve cómo las 24 horas del día y el espacio urbano no dan de sí para acomodar todo esto. Otra gente no lo ve porque no ha tenido esa experiencia vital y a lo mejor los hombres que la han tenido menos, lo ven menos.
- El urbanismo de género también se centra en la seguridad.
- El tema de la seguridad física frente a asaltos de naturaleza sexual es un tema fundamental para las mujeres porque ponen en riesgo la integridad de la persona. Entonces las mujeres nos autocensuramos, dejamos de ir a sitios por el día o por la noche cuando pensamos que un lugar es inseguro; no es tanto que en tal sitio hayan violado, matado o robado a alguien. Como percibimos que ese lugar no es seguro dejamos de hacer cosas y de ir a sitios; eso limita no solo nuestra libertad sino cosas más básicas como puede ser por ejemplo el acceso al empleo o a todo tipo de bienes y servicios que hay en la ciudad.
- ¿Cuáles son las medidas urbanísticas para hacer que las mujeres se sientan más seguras?
- La iluminación, el diseño, la forma del espacio, los usos que se permiten a estos espacios... También tienen que ver con la posibilidad de oír y ser oído, ver y ser visto, poder escapar o que el entorno esté limpio y sea acogedor. Son una serie de criterios que están perfectamente estudiados.
- ¿Cuáles son los retos para cubrir estos vacíos en Euskadi?
- Euskadi tiene un medio rural importante con una estructura muy particular, tanto orográfica del territorio como de los propios asentamientos, que son muy dispersos y ahí se dan varios desafíos, tanto de movilidad, como de servicios o de fijar la población a través de actividades económicas que sostengan la presencia de personas en el medio rural.
«El punto de partida para hacer un urbanismo de género en Euskadi es más favorable»
- ¿Qué ciudades son referentes en urbanismo de género?
- La que se menciona siempre es Viena, que empezó a hacer este tipo de políticas a principios de los 90 y ha hecho proyectos muy interesantes de vivienda, de espacio público, de reurbanización... Además es una ciudad que tiene unos estándares de vida muy altos y tiene unas redes de equipamientos muy buenas. Pero en términos de un país o región, España tiene ahora una experiencia mayor que Austria, y creo que el caso vasco es un ejemplo pionero a nivel internacional: tiene el género integrado en las directrices de ordenación del territorio, en la legislación de vivienda, tiene experiencias de introducción del género en proyectos urbanísticos, en planes de movilidad... Además, las ciudades vascas tienen una calidad de vida muy por encima, aparte que tienen un punto de ventaja, que son ciudades de tamaño medio. Digamos que el punto de partida para hacer un urbanismo de género en Euskadi es más favorable que en otros lugares. Las grandes ciudades, compo puede ser Madrid, lo tienen más complicado.
- ¿Cuál es el siguiente paso para hacer ciudades más seguras e inclusivas?
- Falta afinar las evaluaciones de impacto de género para que sean herramientas útiles que permitan que los planes urbanos respondan mejor a realidades vitales distintas, que no se ajustan al patrón estandarizado con el que históricamente se han construido las ciudades.
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