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J.M.M., acusado por abusos sexuales al ex alumno de Gaztelueta, durante el juicio en la Audiencia de Bizkaia.

El exalumno de Gaztelueta relata en el juicio que estuvo a punto de suicidarse por los abusos sexuales de su maestro

El denunciante ha asegurado que los abusos le produjeron una situación de bloqueo y que sintió «vergüenza y culpa» por no haberlo contado antes

efe

Jueves, 4 de octubre 2018, 13:52

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El exalumno del colegio Gaztelueta del Opus Dei, ubicado en Leioa, que denunció haber sufrido abusos sexuales en el centro ha relatado este jueves en el juicio numerosos ataques de este tipo en el despacho del profesor acusado a lo largo de dos cursos escolares.

Los hechos ocurrieron hace alrededor de 10 años, cuando la víctima cursaba primero y segundo de Enseñanza Secundaria y tenía entre 12 y 13 años, unos hechos que la familia puso en conocimiento del Papa Francisco en 2014.

Este jueves por la mañana ha comenzado en la Audiencia de Bizkaia el juicio a J.M.M., exprofesor del mencionado colegio que está acusado de un presunto delito de abuso sexual a un escolar.

El denunciante ha asegurado que los abusos le produjeron una situación de bloqueo, que estuvo a punto de suicidarse y que sintió «vergüenza y culpa» por no haberlo contado antes.

aunque al principio no notó «diferencia» con el resto de alumnos cuando les «llamaba al despacho» en su labor de preceptor con sesiones de «15 o 20 minutos», «en cierto momento» comenzó a incrementarse el número de ocasiones en las que era llamado hasta alcanzar «cerca de 50 minutos».

Estos encuentros, ha afirmado, se producían en el despacho del profesor con la puerta cerrada «a veces» con llave y trataba asuntos relacionados con su «vida social, académica, familiar, sexual y espiritual». Según ha indicado, debido a la duración de esos encuentros, sus compañeros de clase se «burlaban». «Me decían si era la novia de él y se reían», ha añadido.

«No conté nada porque sentía «vergüenza y miedo de que mis compañeros se rieran de mí, de que las burlas fuesen a más. Además, creía que mis padres no me creerían»

Según ha relatado, en el despacho se produjeron a lo largo de los dos cursos diversos episodios que comenzaron con caricias en la mano tras ofrecerle una chocolatina, aunque en posteriores ocasiones le «tocó» en otras partes del cuerpo. Entre los episodios que ha relatado, el joven ha indicado que, en una ocasión, le mostró en la pantalla de su ordenador fotografías de mujeres «semidesnudas» y le obligó a masturbarse. En otra ocasión, ha asegurado, le hizo apoyarse en la mesa del despacho y bajarse los pantalones y la ropa interior, tras lo que le «introdujo bolígrafos por el ano» y cree que «en algún momento hubo contacto con algún dedo».

El joven ha afirmado que su entonces profesor le dijo que «no contase nada de lo que hacíamos ahí dentro» a sus padres, con un tono «bastante amenazante». Según ha indicado, no relató lo sucedido a nadie porque sentía «vergüenza y miedo de que se rieran de mí, de que las burlas fuesen a más». Creía, según ha apuntado, que sus padres no iban a creerle pero era «sobre todo por vergüenza y al final de mi estancia en Gaztelueta me entró una sensación de culpabilidad».

En 2010 abandonó el colegio y comenzó a estudiar en otro centro vizcaíno. Sin embargo, ha indicado, «me bloquee y no quería ir» porque, además, en la parada de autobús coincidía con excompañeros de Gaztelueta. Esa situación, ha lamentado, derivó en cosas «más graves» como encerrarse en el baño o «escapar del coche en marcha».

Según ha relatado, contó a su padre que estaba siendo amenazado al «suplicarme que le contara por qué no quería ir al colegio» y, posteriormente, le dijo a su madre que su expreceptor le «hacía cosas» aunque no le contó «todo».

Al ser preguntado por el fiscal por el hecho de que haya ido añadiendo episodios de supuestos abusos en sus distintas declaraciones desde que en 2011 declarara por primera vez ante la Fiscalía de Menores, ha explicado que «la primera vez que pude contarlo no me sentía lo suficientemente fuerte para contar todo». «Me daba bastante vergüenza», ha indicado el joven, que ha añadido que, además, estaba recibiendo tratamiento psicológico y «no estaba apto para contar toda esa historia».

Según ha explicado, ha sido tratado por varios psicólogos y psiquiatras y, en la actualidad, acude «en ciertos momentos de bajón». El joven ha relatado que ha pasado «mucho tiempo» con pesadillas, que perdió cuatro cursos académicos cuando comenzó Bachillerato en un centro académico de Logroño y que llegó «incluso a estar a punto de suicidarme».

Actualmente, ha asegurado que todavía tiene «dificultades para dormir, para estudiar y para hacer otras actividades« y ha reconocido que se le han »borrado muchos detalles«, si bien sigue »recordando las cosas que más me hicieron sufrir« y no olvida las »sensaciones« que sentía en el despacho.

«Jamás he hecho eso con Juan ni con ningún otro alumno», asegura el acusado

Por su parte, J.M.M., que ha respondido a las preguntas del fiscal y de su abogado, pero no a las planteadas por la acusación particular, ha rechazado las acusaciones. «Jamás he hecho eso con Juan ni con ningún otro alumno», ha asegurado.

En su declaración, ha explicado que fue preceptor del chico durante dos cursos y profesor durante uno y que seguía en las sesiones como preceptor la «dinámica habitual» con todos los alumnos a los que asesoraba, en su despacho, que «nunca cerraba con llave», o en el jardín, ambos espacios «muy transitados».

Según ha indicado, su entonces alumno, al que nunca llegó a «conocer bien», solía faltar a clase y sus padres le plantearon «su descontento» con las notas que estaba recibiendo, tras lo que se «involucró más» y le preguntaba si había apuntado deberes o exámenes y le ayudaba con algunas asignaturas.

A preguntas del presidente del tribunal, el acusado ha asegurado que no ha conseguido «encontrar explicación» a las acusaciones de su exalumno. «Llevo 2.669 días que me levanto por la mañana y no encuentro explicación (...) Yo soy maestro. Aquí vendrán profesionales y quizá podrán explicar por qué tienen esta frustración o esta inquina», ha manifestado.

«Que salga la verdad»

Por su parte, el padre de la víctima ha señalado que confía en que, al concluir el juicio, «salga la verdad». «Estamos fuertes, esperanzados, confiamos en que salga la verdad», ha manifestado a las puerta de Palacio de Justicia del País Vasco.

También antes de la sesión inicial de la vista, que se desarrollará en la sección primera de la Audiencia Provincial de Bizkaia, la defensa del acusado ha asegurado que el docente «está viviendo un auténtico calvario», por lo que espera «desmontar» las acusaciones.

El acusado, que tiene en la actualidad de 43 años de edad, se enfrenta a una petición de 10 años de cárcel por parte de la acusación particular. Por su parte, el Ministerio Fiscal reclama tres años de prisión, así como una indemnización de 40.000 euros para la víctima, que tiene ahora 22 años. La defensa del docente pretende su libre absolución.

Una treintena de testigos y peritos declaran en la sala de vistas, desde excompañeros de clase de la presunta víctima hasta profesores de Gaztelueta -incluido su director-, además de familiares del joven y los psicólogos y médicos que le han atendido a lo largo de la última década.

El valor de las periciales

Tanto la defensa como la acusación basarán gran parte de su estrategia en los informes y declaraciones de varios expertos en casos de abusos a menores. Por un lado, la abogada de la víctima ha solicitado que testifiquen los psiquiatras privados que trataron al exalumno, así como los peritos judiciales que designó el juez de instrucción y que determinaron que su relato es «compatible» con un caso de abusos.

El letrado del profesor, por su parte, aportará un informe y el testimonio de Antonio Manzanero, profesor de Psicología en la Universidad Complutense y, según la defensa, la «mayor autoridad en España en casos de testimonios de abusos sexuales». Este experto «cuestionará la metodología empleada y conclusiones» de los forenses y expertos propuestos por la acusación.

Con el inicio de la vista oral, atrás quedará la compleja instrucción llevada a cabo por un juzgado de Getxo, que se inició en junio de 2015 con la presentación de una querella por parte del alumno -justo había cumplido la mayoría de edad- contra el que años antes había sido su profesor.

Los presuntos abusos, no obstante, se habían producido en el curso 2008-2009 y 2009-2010. Según el relato del joven ante la Ertzaintza, el docente comenzó a sacarle de clase para reunirse con él varias veces por semana y a solas con la excusa de que era su orientador personal y académico. Fue durante esas sesiones de tutelaje cuando se habrían producido los presuntos abusos.

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