Eutanasia

Dos personas reciben cada mes ayuda para morir en Euskadi

El informe anual de prestación de ayuda médica para morir, elaborado por la Comisión de Garantía y Evaluación de Euskadi y con datos recogidos hasta el 31 de diciembre de 2022, recoge que la edad media de las personas solicitantes el pasado año se situó en 68 años. La de mayor edad tenía 91, mientras que la más joven, 37. Además, el 55% eran mujeres y el 45% hombres. En ambos sexos la mayoría de ellas y ellos sufría un padecimiento crónico invalidante cuando solicitaron la prestación.

Por territorios históricos, 14 de las 40 solicitudes que recibió en 2022 Osakidetza se registraron en Gipuzkoa, una decena en la OSI Donostialdea, tres en la OSI Bidasoa y una en la OSI Debagoiena. Desde Bizkaia se tramitaron 17 peticiones de ayuda para morir, mientras que en Araba fueron un total de nueve. Casi la mitad de estas personas, un 42,5%, realizaron esta solicitud desde el ámbito de la Atención Primaria, un 37,5% desde el hospital y un 20% desde otros ámbitos sociosanitarios, como pueden ser las residencias de mayores o los geriátricos.

No obstante, seis de las 24 prestaciones que se realizaron el pasado año se llevaron a cabo en este tipo de recursos, si bien seis de cada diez eutanasias se aplicaron en un centro hospitalario. Además, tres de estos procesos fueron en el domicilio de la persona solicitante. En todos los casos, confirma el Departamento de Salud, estas prestaciones se realizaron por administración directa de la medicación por parte de un sanitario, si bien un paciente «marcó en el documento de consentimiento informado autoadministración por error».

Así las cosas, el tiempo medio total del procedimiento, desde la firma de la primera solicitud hasta el fallecimiento de la persona, fue de 56 días, teniendo en cuenta aquellos casos en los que se ha solicitado un aplazamiento. La demora en la evaluación de la Comisión se situó en las diez jornadas, una menos de lo máximo establecido por la legislación estatal.

Cabe destacar también que en cinco casos, el primer médico al que recurrieron los pacientes que deseaban solicitar la eutanasia se declararon objetores de conciencia, lo que supone un 12,5% sobre las 40 solicitudes totales que contabilizó Osakidetza.