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La impulsora del proyecto, Olatz Alberdi. A su lado, el boceto de la construcción de un cohete espacial. Aura Erro

«Queremos mantener viva la llama de la motivación de estos chavales»

Olatz Alberdi es la impulsora del proyecto La Cueva del Talento, que acogerá en Donostia desde septiembre a niños con altas capacidades

Eneko P. Carrasco

San Sebastián

Miércoles, 28 de agosto 2024, 06:30

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Cuando a la donostiarra Olatz Alberdi le comunicaron que su hijo tenía altas capacidades, en 2019, la sorpresa no fue muy grande, «porque me cuadraba por tal y como era él», pensó en aquel momento. Cinco años después, el interés apasionado por ayudar a su hijo a explotar al máximo sus capacidades ha llevado a esta licenciada en Ciencias de la Biología a convertirse en una experta en en el campo del desarrollo del talento. Así, muy pronto va a dar a luz a su gran proyecto profesional, La Cueva del Talento, un programa de desarrollo intelectual para niños y adolescentes de altas capacidades, único en España, que tendrá su sede en la Fundación Jasón, en la calle San Antonio de San Sebastián.

«El objetivo no solo es mantener la motivación por el aprendizaje de estos estudiantes, sino potenciarla aún más, ya que el problema con estos chicos es que al no ser comprendidos su motivación se suele ir apagando», explica Alberdi. Por el momento, de cara al curso 24/25 ya hay inscritos 32 niños y de los 11 centros educativos del territorio con los que han contactado hasta la fecha, seis de ellos han dado el 'sí' a colaborar con esta iniciativa. ¿Y cómo lo harán? «En primer lugar, conmigo tendrán una hora y media semanal para organizar las tareas de la semana y poner los objetivos acordes a sus necesidades y capacidades. Después, en el colegio les dejarán entre dos y tres horas a la semana para que dediquen tiempo a sus proyectos en las asignaturas en las que funcionan muy bien», informa Alberdi, que el año pasado se sacó un Máster en Altas Capacidades.

El papel de los centros educativos en las vidas de estos jóvenes estudiantes es muy importante, pero «estos, en muchos casos, no saben qué hacer con ellos o, en su defecto, carecen de recursos y formación para darles el servicio adecuado», cuenta la impulsora del proyecto. Con todo, reconoce que «el Gobierno Vasco y los colegios han dado un paso adelante muy importante en los últimos meses para avanzar en la identificación de este perfil concreto de alumnos. La intención es buena».

Trabajos de algunos de los alumnos con altas capacidades. O. A.
Imagen principal - Trabajos de algunos de los alumnos con altas capacidades.
Imagen secundaria 1 - Trabajos de algunos de los alumnos con altas capacidades.
Imagen secundaria 2 - Trabajos de algunos de los alumnos con altas capacidades.

Los últimos informes oficiales a nivel estatal apuntan a que los índices de fracaso escolar entre los niños de altas capacidades «son muy altos, entorno al 40% o 50%», destaca Alberdi, quien agrega que «hay muchos ejemplos de estudiantes que, por no sacar muchos sobresalientes, no llaman tanto la atención y se pierden entre la falta de comprensión y la ausencia de interés».

Cohetes, videojuegos...

Entonces, ¿qué van a hacer en La Cueva del Talento? Además de ayudarles a conocerse en profundidad y a explorar sus límites, «van a adentrarse en proyectos para crear videojuegos, programación informática, creaciones artísticas, diseño de moda, ingeniería espacial...», enumera Alberdi. En el proceso de entrada a La Cueva de estos jóvenes juega también un papel relevante Maider Belda, la psicopedagoga de la Fundación Jasón, entidad que colabora en este proyecto en el que los protagonistas tienen «entre 9 y 17 años».

«El Gobierno Vasco ha dado un gran paso adelante con el cribado masivo de altas capacidades»

Olatz Alberdi

Impulsora del proyecto

Por contextualizar la información, la media estatal de un niño de 11 años en cuanto al coeficiente intelectual es, más o menos, de 100, y la superdotación se establecería a partir de 130. Con todo, la alta capacidad no se puede confundir con la superdotación, «porque son dos cosas distintas. Hay niños con IQ de 119 que pueden llegar más alto que uno con 140», matiza Alberdi.

La forma de trabajar que emplearán en La Cueva del Talento «está entre el modelo triádico del matrimonio Renzulli y Sally Reis y el modelo SEM de enriquecimiento curricular». En resumidas cuentas, hay tres fases. En la primera los niños aún no saben cuáles son sus motivaciones; en la segunda ya saben cuáles son sus áreas de interés pero aún no saben cómo canalizar todo su talento; y en la última ya saben cómo encarar el proyecto, dónde hacerlo y cómo lo quieren hacer. «Dependiendo de en qué fase están los críos, se les ayuda de una manera u otra», remata.

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