Se generaliza el juego en apuestas y tragaperras
Un 5,7% de los escolares en Euskadi tiene ya un problema con el juego y un 4,3% está en riesgo de desarrollarlo en el futuro
La adicción al juego es otra de las conductas que ha evaluado la macroencuesta Drogas y Escuela que elabora la Universidad de Deusto cada ... cuatro años entre escolares vascos. Los adolescentes acceden cada vez más y en edades más tempranas, por lo que el riesgo de desarrollar una adicción a futuro aumenta. El informe revela que un 5,7% de los alumnos ya tiene un problema con el juego, y que un 4,3% está en riesgo de desarrollarlo, lo que supone que uno de cada diez es o tiene riesgo de ser ludópata.
Las prácticas de juego más generalizadas son las apuestas deportivas y las máquinas tragaperras. El director del Instituto Deusto de Drogodependencias, Álvaro Moro, señala que la proliferación de las apuestas deportivas «favorece que se genere un juego problemático» en el futuro, «y si hablamos de que hay algunos que ya tienen una adicción con 16-18 años, es que han empezado a jugar mucho antes». El estudio analiza esta conducta por cursos, y resulta llamativo que uno de cada cinco alumnos de 1º y 2º de la ESO (entre 11 y 13 años) asegura que ha jugado alguna vez en el último año. No obstante, la prevalencia aumenta según lo hace la edad, y los mayores de 18 son los que más apuestan, especialmente los que cursan Formación Profesional. «Hay un importante porcentaje de alumnos que han realizado apuestas deportivas presenciales u online, y también los que juegan a cartas con dinero. Son menores de 18 años que se supone que no pueden jugar, por lo que no les verás en casinos o en salones de juego. Pero pueden jugar online, porque con los dispositivos móviles es más fácil saltarse las restricciones», explica Moro.
Menos por la pandemia
A pesar de estos datos, la mayoría de los estudiantes no practican actividades de juego con dineroy su prevalencia entre los alumnos vascos se ha reducido respecto a la última encuesta realizada por Deusto en 2017, debido al impacto de la pandemia y sus restricciones sociales. Su práctica ha descendido en todas las modalidades analizadas, aunque sigue siendo más habitual entre los chicos (un 34,6% ha jugado en el último año, frente a un 20,2% de las chicas).
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