El destino de la herencia del Papa Francisco: 200 mil euros para los presos

Antes de su fallecimiento, el Papa Francisco donó 200 mil euros de su cuenta personal para mejorar las condiciones y recursos de los presos. Esta revelación proviene de Monseñor Benoni Ambarus, obispo auxiliar de Roma y responsable de la caridad y cárceles, apodado 'Don Ben', en una charla con el diario italiano 'Repubblica' en la que explica que a pesar de su evidente deterioro físico, el Pontífice continuó sus visitas a prisiones, como la de Regina Coeli, con el propósito de «gritar al mundo, con toda su fuerza, la necesidad de prestar atención a los detenidos».

Al recordar una conversación sobre la falta de fondos para asistir a los presos, Don Ben comenta: «Él me dijo: 'No te preocupes, tengo algo en mi cuenta'. Así que mandó 200 mil euros de su propio dinero». Más adelante, Don Ben añade que, en su testamento, aprendió que el Papa será sepultado gracias a un benefactor, puesto que había donado todos sus bienes a aquellos más necesitados. Además recuerda la visita, solo tres días antes de fallecer, en la cárcel romana de Regina Coeli, donde apareció ya visiblemente debilitado para cumplir con su tradición de visitar a los presos.

Durante su ministerio, el Papa Francisco mostró un firme compromiso con los reclusos, llevando su mensaje a cárceles alrededor del mundo y defendiendo la importancia de ofrecer «signos tangibles de esperanza para quienes viven en la reclusión y no en la exclusión». Samuele Ciambriello, defensor de los derechos de las personas en situaciones de restricción de libertad en Campania, enfatizó cómo el Papa «no solo hizo de la cárcel y de los marginados un eje central de su ministerio, sino que también ha dejado claro su compromiso abriendo la Puerta Santa en la prisión de Rebibbia».

Ciambriello también destacó las «cientos de visitas a las cárceles, los lavados de pies anuales a las detenidas y los detenidos» como un estímulo para humanizar las prisiones y cuestionar la necesidad del encarcelamiento. En este sentido, Don Ben criticó la inacción de las instituciones a pesar del esfuerzo del Papa. Ciambriello hizo un llamamiento a los políticos para que, en coherencia con el legado de Francisco, se traduzcan estos gestos en «actos concretos, a través de un provimiento transversal que reconozca a todos los detenidos un acto de clemencia en el año del Jubileo, a través de un indulto o una reducción de la pena».

La donación póstuma de sus ahorros personales subraya la vida austera que caracterizó el pontificado de Jorge Mario Bergoglio. A pesar de la posibilidad de disponer de los vastos recursos del Vaticano, Francisco optó por la sencillez, incluso en 2022 ordenó que el patrimonio inmobiliario y la liquidez de la Santa Sede fueran gestionados exclusivamente por el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el banco del Vaticano, en lugar de por el Papa. Su austeridad además le llevó a residir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico y siempre optó por utilizar vehículos modestos. Sus últimas voluntades reflejan esta humildad, ya que solicitó un entierro sencillo, en un féretro sin lujos y con una lápida austera con la única inscripción: Franciscus.

La identidad del benefactor que costeará el entierro del Papa permanece como un misterio, ya que la Oficina de Prensa del Vaticano ha declinado ofrecer detalles al respecto. Mientras que algunas fuentes señalan un patrimonio neto personal del Papa muy limitado, su último acto de generosidad hacia los presos resuena como un poderoso mensaje de amor y atención hacia los más desfavorecidos.

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