¿La declaración de estado de alarma por el Covid dejó huella en la memoria? Un estudio de la EHU tiene la respuesta
El trabajo del grupo Haezi concluye que los jóvenes son quienes más detalles recuerdan del anuncio del confinamiento
Naroa Ascunce
Jueves, 28 de agosto 2025, 15:03
El 14 de marzo de 2020 se convirtió en una fecha que marcó un antes y un después. Aquel sábado, en el que se decretó ... el estado de alarma por la expansión del coronavirus, cambió la forma de saludar a los seres queridos, de vestirse para salir a la calle -cuando aún se podía- y, en definitiva, de vivir. La noticia quedó grabada en la memoria de la ciudadanía, aunque no de la misma manera para todos.
Así lo demuestra un estudio del grupo HAEZI de la Universidad del País Vasco (EHU), que ha analizado cómo la declaración del estado de alarma impactó en los recuerdos de la población. A través de un cuestionario online al que respondieron 112 personas un mes después del confinamiento, las investigadoras comprobaron que el suceso se convirtió en un recuerdo de gran carga emocional. Y concluyen que no siempre es necesario que un acontecimiento sea inesperado para dejar una huella profunda.
Las psicólogas Alaitz Aizpurua y Malen Migueles explican que algunos eventos se fijan en la memoria como si fueran fotografías congeladas en el tiempo. En psicología, este fenómeno se denomina memorias flash, también conocidas como «destello» o «relámpago», recuerdos muy vívidos, acompañados de una fuerte seguridad en su exactitud. Ejemplos paradigmáticos son el asesinato de John F. Kennedy o el 11M. «El anuncio del estado de alarma por COVID cumple igualmente con las características de este tipo de memoria», señalan las investigadoras.
El cuestionario diseñado por ellas recogía preguntas sobre la fecha del anuncio, la ropa que llevaban puesta, qué estaban haciendo en ese momento o incluso qué tiempo hacía. Además, los participantes debían valorar la confianza que tenían en lo que recordaban. El resultado fue que aportaron gran cantidad de detalles y mostraron alta seguridad en sus respuestas. Sin embargo, Aizpurua y Migueles advierten de que «responder con certeza no significa necesariamente que los recuerdos se ajusten a la realidad». Lo relevante para definir una memoria flash no es la veracidad, sino la combinación de especificidad y confianza.
Otro hallazgo interesante del estudio es que, aunque el 52% de los encuestados consideraron predecible y lógica la declaración del estado de alarma, el recuerdo que guardan del momento conserva esa nitidez propia de las memorias flash. Lo que demuestra que el factor sorpresa, por tanto, no es indispensable para que un acontecimiento se grabe con tanta fuerza en la mente.
Con mayor edad menos detalles
El estudio también analizó cómo influye la edad en la forma de recordar aquel día, dividiendo a los participantes en tres grupos: jóvenes (19-29 años), adultos de mediana edad (30-54) y mayores (55-78). Los resultados muestran que los más jóvenes fueron quienes ofrecieron más detalles al describir lo que estaban haciendo cuando escucharon la noticia. «Era algo esperable, porque anteriores investigaciones ya habían señalado que las personas mayores suelen ser menos específicas en sus recuerdos», explican las investigadoras.
La novedad llegó con el grupo de mediana edad, ya que sus recuerdos se parecían más a los de los mayores que a los de los jóvenes. «Este rango de edad ha sido tradicionalmente el gran olvidado en este tipo de investigaciones, que suelen centrarse en los extremos», añaden Aizpurua y Migueles. Curiosamente, la confianza en los recuerdos fue muy alta en todos los grupos de edad, sin diferencias entre ellos.
El estudio revela, además, un matiz emocional. Cuando se preguntó a los participantes cómo se sintieron al conocer la noticia del estado de alarma, las respuestas menos negativas llegaron de las personas mayores, de entre 55 y 78 años. «Diversos estudios ya han mostrado que, a medida que envejecemos, tendemos a ver la vida de manera más positiva», indican las investigadoras. «En este caso, comprobamos que esa tendencia también se mantuvo en plena pandemia», indican. Para Aizpurua y Migueles, esto confirma que las personas mayores poseen mayores recursos cognitivos para neutralizar estímulos negativos y regular mejor sus emociones.
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