La crítica de Javier Solano, antiguo narrador de TVE, a los encierros de San Fermín: «Va a ser como…»
El locutor durante cerca de 35 años de los encierros de San Fermín de Pamplona ha mostrado su opinión acerca de las actuales carreras
Javier Solano, narrador desde 1988 y durante cerca de 35 años de los encierros de San Fermín en Televisión Española, ha repasado recientemente algunos de los aspectos clave de los encierros de Pamplona y su evolución durante estos últimos años.
En el podcast de la periodista Conchín Fernández y acompañado del exfutbolista de Osasuna y también corredor de encierros, César Cruchaga, Solano no ha querido perder la oportunidad de explicar por qué el encierro de San Fermín ya no es igual que antaño.
Así, en la conversación, grabada en los días previos al inicio de San Fermín, fiestas que terminan este 14 de julio, el antiguo locutor de TVE ha señalado que al encierro «le han quitado el componente de imprevisibilidad» con motivo, entre otras circunstancias, del antideslizante que se aplica en el pavimento del recorrido del encierro en las calles del Casco Antiguo de Pamplona.
«Al encierro le han quitado el componente de imprevisibilidad. Ahora es previsible y casi seguro que va a ser como el de ayer o como el de mañana», ha expuesto Javier Solano.
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El veterano periodista también ha comentado los motivos que llevan a miles de personas a correr cada día los encierros de San Fermín de Pamplona. «Los buenos corredores lo que sienten es la adrenalina de poder estar a corta distancia de un animal que te puede matar pero en el que el 99% de las veces sales victorioso, lo que hace que te sientas después del encierro la persona más feliz del mundo». «Es un placer, es un reto personal como quien sube al Everest por la cara norte en invierno», ha desgranado.
Además, durante el podcast, Solano ha explicado que el encierro de San Fermín es mucho menos peligroso que el de otros lugares: «Es más peligroso correr en un pueblo que en el encierro de San Fermín porque en Pamplona, aunque se corras más incómodo, la masa de gente hace que el toro no puede individualizar a cada corredor y lo vea como una niebla de pantalones blancos y pañuelos rojos».