El nuevo metal que ha creado la NASA fabricado con impresoras 3D y que soporta temperaturas extremas
El GRX-810 resiste hasta un año a más de 1.000 grados sin romperse y puede ser utilizada en fabricación aditiva
Naroa Ascunce
Martes, 19 de agosto 2025, 17:01
La NASA ha desarrollado un nuevo metal ultrarresistente capaz de soportar condiciones extremas de calor, especialmente pensado para motores de cohetes y aviones. Se llama GRX-810 y se fabrica mediante impresión 3D, lo que permite producir piezas con formas más complejas en comparación con las piezas metálicas fabricadas con métodos tradicionales.
Hasta ahora, la industria espacial tenía una gran limitación, ya que las aleaciones metálicas existentes no resisten bien las altísimas temperaturas de los vuelos espaciales. El GRX-810 soluciona este problema, porque puede aguantar hasta 1.027 grados durante un año entero bajo tensión, algo que otras aleaciones económicas solo soportan durante unas horas, explican desde la agencia.
El nuevo material está compuesto principalmente por níquel, cobalto y cromo, y se refuerza con un recubrimiento de óxido cerámico a nivel microscópico. Esta técnica, desarrollada en el Centro de Investigación Glenn de la NASA, consiste en aplicar vibraciones a los polvos metálicos mezclados con nanopartículas de óxido, logrando que cada partícula quede recubierta de forma uniforme. Así, incluso si la pieza se recicla y se vuelve a imprimir, mantiene la misma resistencia.
Elementum 3D, exclusividad de producción
La fabricación y comercialización del GRX-810 corre a cargo de Elementum 3D, una empresa de Colorado que tiene la licencia exclusiva. «Un material sometido a tensión o a una carga pesada a alta temperatura puede empezar a deformarse y estirarse casi como si fuera caramelo», afirma Jeremy Iten, director técnico de Elementum 3D. «Las pruebas iniciales realizadas en la producción a gran escala de nuestra aleación GRX-810 mostraron una vida útil el doble de larga que la del material producido inicialmente en lotes pequeños, y estas ya eran fantásticas», indica.
Además de la industria espacial, otros sectores como el aeronáutico también están interesados. Por ejemplo, se están probando sensores de flujo fabricados con GRX-810, que miden la velocidad de los gases en las turbinas, lo que ayuda a los ingenieros a optimizar el rendimiento del motor, según informa la NASA en un comunicado. Pero, normalmente, estos sensores se queman en minutos por las altas temperaturas, pero con este nuevo metal podrían durar mucho más, mejorando la eficiencia del combustible, reduciendo emisiones y evitando el reemplazo constante de piezas.