Estética, arte y belleza
No existe un centro cerebral del arte y la belleza
La neuroestética estudia las bases neuronales de la contemplación y creación de una obra de arte, de la experiencia estética. Un artista escudriña sin saberlo ... el cerebro y su organización (Semir Zeki). El arte es fruto de la actividad de cerebros complejos: surgió con la emergencia del lenguaje y la mente simbólica en seres con habilidades manuales. El arte es universal, pero no es esencial para la supervivencia del ser humano. Entonces, ¿qué ventajas aporta para que haya perdurado? Hay varias hipótesis. El artista es atractivo por ver lo que otros no ven (predadores, alimentos o parejas) y poseer una destreza manual que favorece la obtención de recursos. Es síntoma de buenos genes. Además, el arte desencadena emociones y placer al estimular el circuito de la recompensa mediado por la dopamina como otras actividades que promueven la supervivencia (sexo o comida). Por último, representa inquietudes humanas, está cargado de simbolismo, aleja el miedo a morir y sirve para comunicarnos y contar historias que facilitan la cohesión social.
No existe un centro cerebral del arte ni de la belleza, aunque ciertas regiones cerebrales y sus conexiones se activan cuando suceden los procesos que subyacen a la creación artística. Destacan la red neuronal por defecto (conexiones entre áreas frontales y parietales que se activan cuando la mente vaga sin hacer nada concreto, sin foco ni atención. Está implicada en la creatividad y la improvisación), el sistema de neuronas espejo, relacionada con la imitación y la imaginería, necesarias para aprender, y la corteza orbitofrontal medial, considerada el centro regulador del sentimiento de belleza. No obstante, participa prácticamente todo el cerebro: percepción, coordinación, ejecución, emoción y memoria. Tampoco se ha identificado un 'gen artista', a pesar de que hay familias con muchos miembros músicos o pintores. No obstante, sí parece haber estructuras anatómicas que facilitan la adquisición de habilidades artísticas, como el fascículo arqueado derecho que es más denso en niños con aptitudes musicales. Este haz de fibras nerviosas conecta áreas que procesan el sonido. Se ignora si esta marca es innata o secundaria al entrenamiento temprano e intenso.
La contemplación de una obra de arte genera placer y bienestar. Incluso el arte abstracto, que puede causar angustia y desasosiego por romper los esquemas de la armonía y la belleza, también sorprende al espectador y le motiva para aprender nuevas normas. Además, su ambigüedad pone a prueba los principios de la percepción y resolverlos es gratificante. Va más allá de un simple 'me gusta' o 'no me gusta'. Las personas usan el cerebro de manera diferente cuando miran una obra abstracta y una realista. La actividad cerebral es más variada y más subjetiva en el caso de la pintura abstracta. Un cuadro figurativo es más concreto y reconocible y provoca respuestas similares en todos los individuos, casi totalmente circunscritas a las áreas visuales primarias. Observar un cuadro abstracto activa la red neuronal por defecto. Más allá del esnobismo de Arnold Schonbërg cuando afirmó que «si es arte, no es para todos y si es para todos, no es arte», una obra abstracta es una forma de liberación de la realidad y expresa la subjetividad del artista. El riesgo de la subjetividad es el postureo. Por fortuna, la organización cerebral tiene un límite y no traga con cualquier cosa (salvo con algún váter o plátano ridículo).
«El arte es la búsqueda del alfabeto de la mente», según Joan Miró
La Inteligencia Artificial (IA) causa inquietud en el mundo artístico por su capacidad de generar obras pictóricas, musicales o literarias que parecen realizaciones auténticas de su autor original. Un estudio comparó la creatividad de 256 voluntarios y tres sistemas de IA generativa. El grado de creatividad fue similar, pero la diversidad de respuestas creativas fue muy superior en los humanos. Las respuestas de la IA fueron homogéneas, poco creativas. La IA actual es capaz de crear algo nuevo a partir de la digestión de millones de datos, pero su potencial disruptivo, innovador, es limitado. Aún nos queda la originalidad. Y por mucho tiempo.
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