Biarritz se parte en dos: la demolición de un frontón centenario para construir viviendas que enfrenta a vecinos y alcaldía
El proyecto Aguilera para la construcción de 250 viviendas ha provocado un cisma popular con plenos municipales supendidos, vecinos expulsados y protestas
Biarritz vive momentos de tensión. El proyecto de promoción inmobiliaria previsto en el entorno de Aguilera, junto al estadio del club de rugby Biarritz Olympique y otras instalaciones deportivas, ha desatado un clima de tensión política y social en la ciudad. Los últimos plenos municipales se han visto interrumpidos por protestas vecinales y han acabado con la expulsión del público de la sala, entre ellos figuras históricas del rugby como Serge Blanco y Pascal Ondarts.
El origen de la polémica está en el plan urbanístico impulsado por la alcaldesa Maider Arosteguy, que contempla la construcción de unas 250 viviendas en una parcela de once hectáreas. El proyecto incluye modificaciones del Plan Local de Urbanismo Intercomunal (PLUi) que permiten una mayor densidad y altura de las edificaciones. Mientras el equipo de gobierno defiende la necesidad de aumentar la oferta de vivienda en una ciudad con fuerte presión inmobiliaria, la oposición y parte de la ciudadanía critican lo que consideran una operación de especulación urbanística.
Tal es el nerviosismo y la tensión existente en el municipio que en el pleno del pasado lunes 15 de septiembre, celebrado apenas dos meses después de otra sesión conflictiva, la alcaldesa decidió incluso suspender la reunión y ordenar el desalojo del público tras varias interrupciones desde las gradas. Unas cincuenta personas, entre vecinos, exconcejales y miembros de la asociación Ici on défend Aguilera (Ioda), habían acudido al ayuntamiento para mostrar su rechazo. Los ánimos se caldearon cuando la concejala de Urbanismo, Maud Cascino, defendió la necesidad de nuevas viviendas: «Sí, Biarritz tiene la mayor densidad del departamento, pero es también una ciudad que atrae. Necesitamos viviendas, aunque solo sea para alojar a los biarrots», señaló.
Las protestas estallaron entre el público y la alcaldesa intervino de forma tajante: «Se evacúa la sala. ¡Esto no es un cabaret! Esto es un recinto democrático, son los concejales, sus representantes, quienes hablan. Son las reglas del juego. Si no son capaces de respetarlas, suspendo la sesión», dijo antes de ordenar la expulsión.
Acusaciones cruzadas en Biarritz por Aguilera
El debate político también se endureció y la alcaldesa acusó a la oposición de «manipular, exagerar y alimentar el miedo», y negó que se fuera a construir sobre el estadio de Aguilera. Desde la oposición, concejales como Brice Morin replicaron que el plan no garantiza vivienda accesible, sino que se trata de una «operación de promoción inmobiliaria». Richard Tardits, por su parte, lamentó que no se hubiera organizado un referéndum sobre el proyecto, como se había prometido al inicio del mandato.
El simbolismo de un frontón de 1913
Más allá de la confrontación política, el proyecto también ha generado un debate cultural y emocional por la posible desaparición del pequeño frontón de Aguilera, construido en 1913, al que no se puede acceder desde el 12 de septiembre tras ser vallado por el inicio de las obras en el entorno y que ha provocado la protesta de algunos vecinos en redes sociales.
«El frontón forma parte integrante de nuestra identidad vasca, es al País Vasco lo que la ola es a la costa: un símbolo vivo, un lugar de encuentro y de memoria.
Cuando era niño, pasé horas golpeando la pelota en los pequeños frontones de la región. Esos muros sencillos de piedra cuentan mil historias, desde las risas de los niños hasta las partidas apasionadas de los mayores.
Por eso, ver desaparecer aún otro frontón en Biarritz para dejar sitio a un proyecto inmobiliario me apena profundamente. Quiero expresar mi apoyo a Guillaume Barucq, concejal municipal, que tuvo el valor de decir las cosas leyendo este poema en pleno pleno municipal, frente a la alcaldesa de Biarritz», señalaba un vecino.
En el pleno, el propio concejal de la oposición Guillaume Barucq leyó un poema para denunciar la desaparición del frontón
-
1
«Era un pequeño frontón en Aguilera,
-
2
Levantado desde 1913,
-
3
Un muro de piedra, memoria muda,
-
4
Donde vibraba el eco de juegos y fiestas.
-
5
Pero una mañana de septiembre de 2025,
-
6
El ayuntamiento escribió que había que desclasificarlos,
-
7
Y que su tiempo debía terminar»
- 8
- 9
Así, mientras la alcaldía insiste en que se trata de un plan necesario para atender la falta de vivienda, los detractores denuncian precipitaciones en la gestión y un «paso a la fuerza» de las obras que ya han comenzado en algunos espacios adyacentes. Para muchos, el futuro de Aguilera se ha convertido en el símbolo de una fractura social y política en Biarritz.