¿Sabes qué es el turismo oscuro?
Viaja a escenarios marcados por la tragedia, la muerte, la delincuencia... Este periódico le lleva hasta algunos de ellos
Es difícil hacer una definición exacta del 'turismo oscuro'; simplificando, es el que se dirige hacia aquellos lugares con un pasado o presente ... que tienen que ver con el peligro, la muerte, la tragedia, el crimen, la delincuencia y otros aspectos inusuales o extraños. Auschwitz suele figurar en el primer puesto de las listas de este tipo de destinos, que incluyen a Chernóbil, Hiroshima, la Zona Cero de Nueva York, el genocidio de Ruanda, la cueva Tham Luang, donde quedaron atrapados doce niños tailandeses...
Este periódico iniciará -tras esta presentación sobre los campos de concentración- una serie llamada 'Caminando por el lado salvaje', que viajará cada domingo -a partir del día 14 y durante ocho semanas- a uno de estos destinos, cada vez más en boga. Como los que se internan en el Bronx esperando encontrar algo de aquel barrio que en los 80 y 90 pocos osaban pisar, hasta los que se atreven con el peligroso vecindario de Tepito (Ciudad de México), con su culto a la Santa Muerte, pasando por Chernóbil, que, tras la emisión de la serie de HBO, ha experimentado un incremento del 40% en su turismo con respecto a 2018.
Destinos los próximos ocho domingos
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El Bronx y Harlem (EE UU). Los viajeros llegan con la idea de encontrar algo del conflictivo pasado de ambos barrios.
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Chernóbil y Fushima. La serie de HBO ha impulsado las visitas a la central ucraniana, y la japonesa empieza a recibirlas.
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Barrio de Tepito (México). El culto a la Santa Muerte y el #peligro de sus calles espantan y atraen por igual a los turistas.
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El Barrioi Rojo de Ámsterdam. La decisión de prohibir los tours tiene en vilo a las agencias, al ser una de sus excursiones estrella.
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Prisión de Karosta (Letonia). El no va más del turismo carcelario es este centro militar exsoviético, donde te tratan como a un reo.
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Favela Rocinha (Brasil). Sigue interesando, pese a la muerte de una española en 2017 por saltarse su coche un control policial.
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Patpong (Tailandia). Su mercado nocturno convive con el morbo de los 'shows' eróticos y los bares de gogós.
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Soweto (Sudáfrica). Este barrio de Johannesburgo atrae por el Museo del Apartheid y la posibilidad de visitar sus chabolas.
¿De dónde nace este interés en algunas personas que otras nunca desarrollarán? Se habla de aprender Historia, reflexionar sobre el sentido de la vida y no olvidar el pasado. También el morbo. «Sería reduccionista decir que quienes lo hacen buscan únicamente recrearse en lo sórdido -explica Celia Arroyo, psicóloga y directora de Augesis-. Se me ocurren varios motivos; el más obvio, la curiosidad. Vivimos en una sociedad que tiende a ocultar y negar lo doloroso, lo feo, lo injusto, y gira en torno a un ideal de belleza y felicidad. Cuando somos conscientes de que existe esa parte 'oscura', es normal que sintamos curiosidad. En la cultura anglosajona, aún es corriente visitar cementerios, y Auschwitz, Chernóbil o Fukushima no dejan de ser probablemente los cementerios más terroríficos de nuestro imaginario». Añade que los campos de concentración son lugar de peregrinaje, de honrar a los muertos, para conectar con la memoria de ese dolor. «Otra de las motivaciones está relacionada con enfrentarnos a nuestros propios temores desde un contexto de seguridad», agrega.
El alemán Peter Hohenhaus es autor de todo un tratado sobre el tema en www.dark-tourism.com- Ha visitado 700 de estos destinos y exhibe una «aversión» al turismo estándar, «especialmente las playas». «Cuando era niño, mi padre solía llevar a la familia, a veces solo a mí, a lugares que hoy clasificaría como algo oscuro, o al menos inusual o extraño...», dice. Minas abandonadas donde trepar a la maquinaria y las vagonetas; el puerto de Hamburgo en sus zonas más apartadas, entre grúas y desguaces... «Pero especialmente me impresionó cuando nos llevó a lo largo de la frontera entre las dos Alemanias, donde exploramos casas abandonadas, y la experiencia más dramática: conducir y caminar por la antigua autopista Hamburgo-Berlín, en desuso y en muy mal estado. La superficie, llena de baches y agrietada, salpicada de escombros, se extendía hasta donde podía ver el ojo. Una visión que nunca olvidaré».
Hohenhaus aborda en su web las cuestiones éticas que apuñalan este concepto, como el soporte a regímenes totalitarios cuando se viaja a países de este tipo, o la indignación que causaron los visitantes que acudieron a Nueva Orleans nada más pasar el 'Katrina' para retratar la devastación. Por otro lado, este turismo puede ayudar económicamente a zonas castigadas, como Tailandia tras el tsunami... Siempre que ese dinero vaya a donde se necesita, como denuncian los vecinos de Orane, a 35 kilómetros de la central de Chernóbil, que ven pasar autocares llenos desde donde les sacan fotos sin su permiso.
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