Incidente en el aeropuerto de Loiu: «Dígale al piloto que algo raro le pasa al motor»
La investigación concluye que un error humano provocó que un avión esparciera hasta 90 piezas por la pista de Loiu en 2018
josu garcía
Lunes, 14 de septiembre 2020, 16:05
El incidente se saldó con daños menores en el avión y un buen susto para la tripulación. También para una pasajera que fue la primera ... en percibir que algo extraño sucedía y en dar la voz de alarma, aunque no la hicieron ningún caso. Fue el 25 de octubre de 2018 y hubo que cerrar durante media hora el aeropuerto de Bilbao por seguridad, una medida que sólo se adopta en situaciones realmente excepcionales.
Todo sucedió cuando un 'Airbus 320' de Vueling que cubría la ruta Bilbao-Barcelona perdió en el despegue las tapas de un motor y dejó hasta 90 piezas (algunas de gran tamaño y peso) esparcidas por el campo de vuelos de Loiu. Hubo que anular el tráfico aéreo para detectar y limpiar los restos, ya que entrañaban un grave peligro para la seguridad de las aeronaves. Pero para cuando se tomó esta decisión, un total de 18 aviones habían hecho ya uso de la lengua de asfalto. A casi 300 kilómetros por hora, el más mínimo obstáculo se convierte en una inquietante amenaza. Por fortuna, no pasó nada.
Tras el suceso se abrió una minuciosa investigación que ha concluido esta semana. El informe, al que ha tenido acceso EL CORREO, determina que el origen de este llamativo episodio fue una concatenación de errores humanos.
El vuelo VY1431 tenía que partir de Loiu a las siete de la mañana. Iba a ser la primera operación del día del aparato (con matrícula EC-MDZ). En la noche anterior, el avión había sido sometido a una revisión rutinaria por parte de dos mecánicos, cuya misión fue comprobar que «el par de apriete del tension-bolt» de la turbina estaba en orden. Las tareas se desarrollaron en la misma plataforma de Loiu. Para ello abrieron los capós o tapas del motor izquierdo.
Los dos mecánicos se olvidaron de asegurar el motor posiblemente porque fueron requeridos para otra tarea
Despiste
El avión aterrizó en el Prat con un trozo de carenado incrustado en las ruedas
Sin consecuencias
«Un golpe seco»
Cuando estaban acabando la operación, los profesionales, con amplia experiencia en su trabajo, fueron requeridos para echar una mano con otro asunto diferente. Al parecer, esto fue lo que hizo que se despistaran y se olvidaran de cerrar y asegurar las piezas. La investigación oficial destaca que tampoco apuntaron en el libro de mantenimiento (que luego es revisado por la tripulación) que habían abierto el carenado de las turbinas.
Poco antes de que los pasajeros abordaran el aparato, el comandante, de 38 años y con una experiencia de 5.860 horas de vuelo, procedió a la revisión obligatoria y rutinaria que se realiza en el exterior. Bajó con una linterna. Era de noche y no se percató de que los capós no estaban asegurados.
Ya en la maniobra de despegue, con 120 pasajeros a bordo, la tripulación percibió «un ruido distinto al habitual» durante la rotación (el momento en el que el piloto tira hacia atrás del mando e inicia el ascenso). En el análisis de la caja negra de las comunicaciones se idenfitica «un golpe seco». Sin embargo, no se le dio mayor importancia, al margen de que se encendió una alerta advirtiendo de que había un fallo con un computador del tren de aterrizaje. Este mensaje tuvo relación con el hecho de que un trozo de la tapa del motor quedara encajada entre las ruedas y viajó hasta Barcelona sin desprenderse.
Por el contrario, hasta 90 piezas quedaron esparcidas en un radio de medio kilómetro en Loiu. Un peligro potencial para el resto de aeronaves. En Barcelona, los pilotos se sorprendieron al ver la turbina desnuda y el trozo que colgaba del tren de aterrizaje. El comandante no había dado crédito a la pasajera del asiento 9A, que le dijo al sobrecargo: «Al motor le pasa algo raro, le falta la tapa».
La cifra
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18 aviones usaron la pista sin saber que había 90 piezas sueltas. El campo de vuelos se cerró 85 minutos después del incidente.
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