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Una edición repleta de gestos, guiños y nuevas actitudes

m. i.

Lunes, 10 de abril 2017, 07:53

En 37 años y 20 ediciones, la carrera a favor del euskera que organiza cada dos años AEK para activar durante unos días las actitudes y los mensajes a favor del euskera y obtener recursos económicos ha pasado por todo tipo de tesituras.

Nunca le ha faltado el apoyo popular, y sus resultados siempre han sido valorados de manera positiva por los organizadores, pero es evidente que no todas las ediciones han sido iguales. La vigésima, que ayer terminó en Pamplona con un enorme éxito de participación, se convocó con un mensaje integrador, ese BaTzuk que durante más de 2.500 kilómetros ha invitado a todos a sumarse al mundo del euskera. Ha estado repleta de gestos, guiños y nuevas actitudes que han reforzado otro de los mensajes que quería transmitir AEK: la necesidad de colaboración entre las instituciones y los agentes sociales. Esa intención se ha plasmado en varias ocasiones, como en el kilómetro que recorrieron todos juntos el pasado día 4 en el puente internacional de Santiago.

Aquel kilómetro, en el que participaron representantes de los gobiernos de Euskadi y de Navarra, así como de Iparralde, reflejó también algo inédito hasta la fecha: la voluntad de sus tres administraciones por promover la normalización del uso del euskera, algo que se ha vivido con especial intensidad en Navarra e Iparralde, los territorios en los que esa actitud resultaba más novedosa.

El último gesto de la Korrika suele ser la lectura del mensaje que realiza todo recorrido en el interior del testigo. El de la vigésima Korrika, como se desveló en el acto central de la gran fiesta que se organizó en Pamplona, es obra de Joseba Sarrionandia. Los miles de personas que se encontraban en el Paseo de Sarasate escucharon su voz diciendo que «tras haber dado grandes pasos en el camino hacia la normalización, el deseo colectivo de poder vivir en euskera se ha estancado en una especie de normalidad», por lo que «actuar a favor del euskera sigue siendo actuar en contra de la normalidad».

El mensaje de Sarrionandia ensalza el valor de todas las lenguas, porque «cualquier persona y comunidad se ve reflejada en su lengua, aunque sea de manera inconsciente, y una lengua castigada es como un espejo roto». Y afirma que «el euskera, como cualquier otra lengua, es un tesoro universal, porque es de todos y todas, porque no se agota y porque es gratuito».

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