¡Volveremos a Primera!

«Estaba hecho polvo, pero hay que pasar página»

Ander Gutiérrez representó en Alcorcón la cara de la desolación de toda la afición, pero confía en que el equipo le va a dar la vuelta

Iker Castaño

Errenteria

Jueves, 2 de junio 2022, 07:01

Las lágrimas de cocodrilo de Ander Gutiérrez después de que terminara el encuentro en Alcorcón y dejara al Eibar, por el momento, sin ascenso, es ... la cara que representó a todos los aficionados armeros. Cuando todo estaba encaminado al empate sin goles (y al premio gordo tras el pinchazo del Almería en Butarque), el gol de Zarfino en el último suspiro fue una puñalada en el corazón. Nadie daba crédito. El sueño se convirtió en una pesadilla en segundos. Un mazazo gordo.

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El aficionado armero, de 24 años y socio desde los dos (como su padre 'Guti', muy conocido en la ciudad) y parte del Eibar como jugador durante seis años entre alevines y cadetes, lo vivió intensamente desde la mañana del domingo, pero apenas le quedaban fuerzas al término del día. Estaba roto, muy dolido. «Cuando acabó el partido estaba hecho polvo. De la incertidumbre pasamos a la decepción en cuestión de poco tiempo», recuerda. Los que estaban cerca suyo «se animaban entre ellos como podían, pero yo no quería ni mirar. Se hizo muy duro», insiste, más «cuando nosotros estuvimos el miércoles desde las 2 de la mañana para coger una entrada en las taquillas».

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«Ni sabía que me estaban enfocando, tenía los ojos lloros y no observaba lo de lejos. Me llevé un buen disgusto»

En el momento de la foto «no me di cuenta que me estaban enfocando a mí. Además, con los ojos llorosos, no observaba lo de lejos. Fue una situación desagradable. Llevaba un disgusto grande...», rememora aún con pena. Mientras observa su rostro en la portada del lunes 30 de mayo de EL DIARIO VASCO, recuerda que es «cuando pita el árbitro el final. Estuve todo el partido con las gafas puestas, pero con las lágrimas me las quité», apunta aún enojado.

Durante el partido «le iba preguntando a un amigo a ver cómo iba el otro partido. Con el 2-2 del Almería subíamos y no había tiempo para remontar además», expresa con la rabia de haberse escapado al final. Pero si hay algo que verdaderamente le fastidió, es que «el único jugador que saludó a la afición fue Atienza». En esta plantilla «son más jugadores con experiencia en Primera y más profesionales, la relación es distinta a los Capa, Errasti, Arruabarrena, Dani García, Iruretagoiena... venían de Segunda B y se notaba que era diferente. Me llevaba bien con Iñaki Bea además», apunta.

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Todo eso ocurrió después de que «pasáramos un día increíble. Le dimos colorido a las calles de Alcorcón y cuando fuimos en kalejira íbamos contentos y con ganas de celebrarlo después». Recuerda un buen viaje de ida, pese a «un pequeño percance en un autobús que perdía aceite pero se solucionó». La vuelta fue otra historia completamente distinta. «Parecía un funeral. Paramos en Lerma sobre las dos de la mañana y algunos ni se bajaron. El plano de ruta marcaba que había que detenerse, pero muchos ni queríamos». Sobre todo porque cuando pisaron la villa armera, a eso de las cinco de la mañana, «pasé por casa y me fui directamente a trabajar a Azpeitia en coche. Horas después, mientras estaba con la máquina en el taller, todavía seguía dándole vueltas a la cabeza. Fue uno de los días más duros de mi vida», afirma.

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«Cuando llegamos a Eibar a las cinco de la mañana me fui directamente a trabajar y horas después le seguía dando vueltas»

En el descanso del trabajo, cuando el reloj marcaba las nueve y pico de la mañana «me enteré que había salido en el periódico. Me la envió mi madre, que tiene una tienda de libros Yraolagoitia y le conoce a Morquecho (fotógrafo del medio), y un amigo mío», comenta. Sus amigos «hablaban del panorama, incluso algo me vacilaba de forma irónica por la imagen, que al final el que sale llorando soy yo».

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«Confiamos en ellos»

Pero no vale resignarse más y pensar en el pasado. Ahora queda una última bala en la recámara, el playoff, y el lamento tiene que dar paso a la confianza y al optimismo de que el ascenso aún es posible. Primero toca enfrentarse al Girona hoy. «Espero un partido difícil. Además, el playoff se decide en detalles, en jugadas tácticas, córners, faltas... Y después, pase lo que pase en el partido de ida, el de la vuelta lo afrontas de otra manera». Sin lugar a duda, para él «no vale jugar como contra el Alcorcón, más bien como hace dos semanas contra el Tenerife en Ipurua. Entonces se podrá ganar». Esta vez no ha podido viajar para ver a su equipo, pero afirma que «si pasamos, el fin de semana que viene iré seguro». Eso sí, tendrá que ser en avión, ya que por la otra parte del cuadro juegan Tenerife y Las Palmas.

Play-off

«Va a ser difícil, se decide por jugadas tácticas. El ambiente es un poco pesimista, pero hay que confiar y pasar página»

No teme que la corta diferencia entre el último partido y éste primero de playoff (noventa y tres horas exactamente) pase factura al equipo es el aspecto moral y psicológico. «Es una incógnita, pero nos agarramos a un encuentro. Si te das cuenta, en Leganés no jugamos nada bien durante treinta minutos y nos empataron cuando íbamos ganando 0-2. Supimos reaccionar y marcar el tercero. Contra el Tenerife también ganamos bien y de forma contundente», sostiene. Desde que llegó el lunes a la villa armera procedente del sur de la capital percibe un «ambiente un poco pesimista. En estos días se le ha criticado mucho a Garitano por conservador, por afrontar el partido contra el Alcorcón a otra cosa que no valía», lamenta.

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Aun así, «hay que confiar, pasar página y mirar lo que tenemos ahora. Si luego no sale, pues ya valorará la directiva si tiene que renovar o no», explica el fiel seguidor armero. La decepción y las lágrimas de Alcorcón aún pueden quedar en el olvido si se consigue el ascenso. Para ello deberán afrontar los cuatro partidos del playoff como si se les fuera la vida en ello.

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