«Hemos vivido momentos de pánico»

Libe Mendizabal vivió el avance de las llamas desde su vivienda, «con angustia y mucho miedo», hasta que éstas devoraron su vehículo. Se asoma al interior de su turismo y se le nota sobrecogida. «Impresiona», resopla. «Ayer por la noche no se veía que estuviera tan mal, aunque el momento en el que empezó a arder fue duro», comenta.

Según le comentaron los bomberos su vehículo hizo de cortafuegos y evitó que las llamas se propagara al resto de coches estacionados. «Casi tenemos que estar agradecidos», se resigna.

«Escuché que mi hijo empezaba a gritar, y pensé que le había pasado algo a él, pero me asomé a la ventana y vi que estaban ardiendo las primeras motos», rememora. En veinte minutos, el fuego fue ganando terreno hasta que llegó a su coche. «Cerré las persianas. No podíamos salir, porque había una nube negra altísima, y hubo un momento de mucho pánico. Si teníamos que salir de casa no podíamos hacerlo por el portal», comenta aún con el susto en el cuerpo.

«Ahora nos quedamos sin coche, y mi hijo sin la tabla de surf que tenía dentro y que se acababa de comprar con sus ahorros. Puede sonar frívolo, pero da mucha, mucha rabia», lamenta.

En la zona del suceso Jon Garmendia, otro de los afectados, comenta que «la moto de mi mujer y de mi hijo están deshechas, y la mía que estaba a un metro tiene varias partes derretidas, pero el calor era tan intenso que no la pude mover». Sobre el origen del fuego, Garmendia explica que «el problema es que nadie ha visto nada... Algún gamberro, pero menuda broma. Las motos al estar a terceros, el seguro no nos va a cubrir nada», lamenta.

El incendio de anoche ha hecho aflorar una de las reivindicaciones que vecinos de esta zona de Donostia llevan tiempo reclamando al Ayuntamiento, y que podía haber ocasionado un incidente mayor.

«Las ramas cuelgan tanto, que al aparcar, rozan los coches. Y las viviendas de esa acera, tienen las ramas pegando a sus ventanas. Si estas hojas hubieran cogido fuego, las casas hubieran corrido mucho peligro», comenta Libe Mendizabal, reproduciendo los miedos que se comentaron durante la madrugada.