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Los vecinos del Centro implicados en el proceso de participación para rediseñar la plaza de Zaragoza han planteado al Ayuntamiento un boceto de lo que ... desearían para este espacio público, hoy afectado por las obras del Topo. Frente al anteproyecto municipal que dibujaba una superficie diáfana en su parte central, la asociación de vecinos Erdian Bizi ha propuesto una actualización de la anterior plaza pero preservando las principales características que tenía. Esto es, que su carácter principal sea el de un ámbito de estancia, donde la vegetación y el agua sean fundamentales, y se recuperen elementos de la plaza anterior a las obras como la escultura homenaje a Antxon Ayestaran y el estanque.
La virulenta reacción vecinal a la primera propuesta que planteó el Ayuntamiento ha dado paso a la formulación de una contrapropuesta que sintetice la visión que se pretende mantener en la plaza de Zaragoza.
El diseño inicial, un borrador para el debate realizado por Barru Arkitektura, planteaba una plaza «con mucho cemento y poco verde», en palabras del colectivo vecinal. El trabajo estaba condicionado por los nuevos factores de movilidad que afectarán a este entorno, con la apertura de una boca del metro frente a la entrada del hotel Londres (plaza Xabier Zubiri), la instalación de una rejilla de ventilación de este nuevo modo de transporte en la plaza de Zaragoza y la decisión municipal de ubicar en la hipotenusa de esta plaza triangular –la calle Zubieta– las paradas de varias líneas de autobús. Esta nueva función de nodo de comunicaciones hacía que los árboles se colocasen fundamentalmente en paralelo a la calle Arrasate, mientras que el centro de la plaza se reservaba como zona diáfana para el tránsito o como espacio de juego.
Los vecinos vieron en este diseño demasiada subordinación a los requerimientos del Departamento de Movilidad y poco análisis de los deseos e intereses vecinales que, fundamentalmente, pasan por recuperar una zona de estancia, con abundancia de vegetación y con la presencia de agua.
El arquitecto Nicolás Casla recogió las ideas que planteaba Erdian Bizi y las plasmó en un boceto que llevó a la segunda reunión del proceso participativo, celebrada la semana pasada en el Ayuntamiento.
El diseñador explica a DV que ha pretendido aunar los condicionantes municipales –nuevas paradas de autobús, rejilla de ventilación del Topo y bidegorri– con unos planteamientos vecinales que comparte sustancialmente. «No es lo mismo una plaza verde, con abundante vegetación y una lámina de agua, que otra en la que solo hay unos arbolitos en unos parterres. Cambia totalmente la percepción del lugar», indica.
En su propuesta plantea generar en la parte central de la plaza de Zaragoza una especie de oasis de verdor que incluiría un estanque «semiovalado» del que, mediante un surtidor, manaría un chorro de agua durante el día. «Aumentaría el número de árboles y de bancos para bajar así la temperatura de la zona en los días soleados». En el interior de este espacio central (en la imagen principal que acompaña esta información tiene un color naranja) se recolocaría la escultura homenaje a Antxon Ayestaran por sus 18 años al frente del Orfeón Donostiarra, un monolito de hormigón de unos tres metros de altura, obra de Koldo Merino, con una lámina de acero inoxidable, del artista Bernard Baschet, que representa 'La Voz' en recuerdo del director fallecido.
Y en el extremo de este espacio central, casi en el camino hacia el paso de cebra de la calle Zubieta, se colocaría la antigua fuente que tuvo la plaza. Casla indica que también se podría plantear colocar una placa en este espacio en homenaje a la colonia de aragoneses que dio nombre a la plaza y que el Ayuntamiento aprobó en 1936 por iniciativa de la sociedad Euskal Billera.
La necesidad de hacer sitio a las marquesinas de las líneas de autobús en la calle Zubieta «obligaría a crear una línea verde de césped, árboles y bancos» para generar una especie de pasillo-boulevard que «preservaría la plaza, creándose a la vez una alameda de paso y de reunión de unos 5 metros de anchura» entre estos bancos y los dispuestos en el perímetro del oasis central. El diseño mantiene el mismo planteamiento para los lados de la plaza que dan a Arrasate y Manterola.
En el parterre situado en el extremo de la plaza, en la confluencia de las calles Arrasate y Zubieta, la principal novedad de este boceto es la introducción del bidegorri que viene de la calle San Martín hacia el paseo de La Concha por el hueco que hay entre dos grandes palmeras. Finalmente, «un pequeño sendero curvado con bancos» permitiría acceder al aparcamiento del hotel y a la zona de contenedores de basuras.
Un aspecto importante para este arquitecto es disponer de un pavimento que dé identidad a la plaza y que, por tanto, huya de colocar la clásica baldosa hexagonal. Casla propone «recuperar la memoria de 'antiguo arenal' que había en esta zona en el siglo XIX, mediante la colocación de un suelo de piedra caliza color beige, material utilizado en el Boulevard y en la plaza Okendo. «Se crearía así una superficie continua que ayudaría a generar una sensación de ampliación del espacio y a resolver la no linealidad de su forma interior».
Respecto del tipo de vegetación a colocar en la nueva plaza de Zaragoza, Casla aboga por combinar «árboles que den sombra –«las acacias de Constantinopla del lado de Arrasate podrían valer combinándolas con magnolios»– con parterres floridos.
El Ayuntamiento tiene esta propuesta vecinal y sobre ella trabajará en los próximos meses para presentar en otoño un proyecto que se someterá a la consideración del proceso de participación abierto.
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