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«Era un tío superdenteroso»
Una de las víctimas del tatuador detenido relata el acoso vivido. La Guardia Municipal de Donostia llevó a cabo ayer en presencia del arrestado un registro en el local de la Parte Vieja, de donde se llevó diverso material informático
JAVIER PEÑALBA
SAN SEBASTIÁN.
Miércoles, 7 de febrero 2018, 06:45
Es una de la trece personas que han denunciado al tatuador detenido en Donostia bajo la acusación de haber abusado sexualmente de varias clientas. Está dispuesta a relatar su «desagradable experiencia», pero prefiere que su identidad se mantenga en el anonimato. Esta joven donostiarra de 23 años se lamenta hoy por no haber interpuesto la denuncia tiempo atrás, cuando los hechos sucedieron, hace casi dos años. «Ahora, seguramente, no habría tantas víctimas. El tío era superdenteroso», afirma.
La denunciante se personó el pasado sábado en las dependencias de la Guardia Municipal donostiarra, donde cursó la oportuna denuncia. La joven conoció al investigado hace casi dos años. En aquellas fechas el arrestado aún no regentaba el establecimiento de tatuajes de la calle Iñigo, en la Parte Vieja. «La primera vez que le vi fue después de inscribirme en un curso de la escuela de tatuajes que hay en el barrio de Gros. El era profesor y yo una alumna», explica.
Los primeros días de clase discurrieron con absoluta normalidad. «Empezó mostrándose muy atento, muy majo. Luego nos metió en un grupo suyo de WhatsApp».
Con el discurrir del tiempo, sin embargo, la víctima percibió que las conversaciones que proponía eran cada vez más personales e íntimas. «Me ponía motes y me hacía comentarios de índole sexual. No solo lo hacía a través de mensajes escritos sino principalmente cuando estaba contigo en persona».
La denunciante recuerda algunas de estas insinuaciones. «A veces, me las hacía en mitad de la clase. Decía que estaba muy buena, me guiñaba el ojo y decía también que quería tatuarme y preguntaba si quería posar desnuda para él. Solía comentarme que la relación con su mujer se había deteriorado y que necesitaba a alguien con más fuego, más ardiente».
La denunciante indicó que el investigado no tardó en pasar de las palabras a los hechos. «En mitad de la clase, con otras tres personas más presentes, se acercaba por detrás y si llevaba tirantes, me daba besos en el hombro desnudo; me tocaba el pelo, la cara, la cintura. Lo que no soportaba era que viniese por detrás a soplarme en la oreja y a besarme en el hombro... Contado así puede que no parezca tanto, pero era realmente desagradable, superdenteroso. Hay que vivirlo».
Con 21 años
La joven explica que el tatuador no solo se insinuó ante ella, sino que lo hizo ante otra alumna. «Esta, sin embargo, tenía más genio que yo y le cortó rápidamente. Yo no me impuse lo suficiente. Fui en ese sentido más permisiva. El conocía que yo atravesaba un bache anímico. En una ocasión me vio llorar y creo que se aprovechó de esta circunstancia. Entonces yo también era más joven, tenía 21 años».
La víctima señala que en aquellas fechas desconocía que el acusado hubiese tenido comportamientos similares con otras mujeres. «Lo ignoraba. Me llegaban algunos rumores de que había hecho tal o cuál cosa, pero no había ninguna prueba al respecto. Y aunque entonces me planteé la posibilidad de denunciarle, tampoco quise hacerlo sola. Ahora, sin embargo, cuando el caso ha salido en el periódico, me dije que tenía que ser valiente y dar el paso».
«Dijo que necesitaba alguien con más fuego, más ardiente que su mujer»
«No soportaba que viniese por detrás a soplarme en la oreja y a besarme»
Pero además de insinuaciones, roces, besos y algún que otro tocamiento en la cintura, el acusado pasó a acosar a la joven. «Comenzó a aparecer en la parada del autobús y al final reventé. Le comenté todo lo que estaba sucediendo al director del centro de tatuaje. Éste mantuvo una reunión con él y decidió despedirlo, aunque él dice que se fue voluntariamente».
La denunciante reconoce que los meses que duró esta situación sufrió varios episodios de ansiedad. «Yo le había dicho al profesor que no hiciera aquellas cosas. Incluso le comenté que me estaba dando miedo. Era tanta la tensión que acumulaba que hasta me entraban ganas de vomitar. Adelgacé mucho».
La joven señala que nunca dejó que el acusado le tatuara, «aunque me dijo que me haría una rebaja. Pero jamás se lo permití. Nunca quise hacerlo con él».
Casi dos años después de aquella experiencia, la joven se lamenta de no haber interpuesto entonces la denuncia. «Me hubiera gustado hacerlo, sobre todo porque igual no habría seguido actuando como lo ha hecho. Me dio vergüenza, pero lo he hecho ahora. Más vale tarde que nunca. Me quedo con la conciencia más tranquila. Podría habérselo hecho a mi hermana pequeña».
El caso de esta joven no fue el único que se conoció ayer. Dos hermanas, una de ellas menor de edad, también denunciaron su caso públicamente. Lo hicieron en el programa de La Mañana, de TVE. A una de ellas, de 17 años, el acusado le pidió un beso y ante la negativa le dio uno en la comisura de los labios. A la otra le pidió que le enviara fotos suyas al tiempo que le hizo comentarios sobre ella y su pareja.
Registro en el negocio
Y mientras las denuncias se suceden en cadena -ya son trece las formalizadas y podría haber más en las próximas horas-, la Guardia Municipal de San Sebastián sigue ahondando en el caso. Ayer por la tarde agentes de la Unidad de Investigación de la Policía Local condujeron al detenido hasta el local en el que tatuaba y donde presuntamente se habrían llevado a cabo algunos abusos. Una vez en el establecimiento se practicó un registro. En el transcurso del mismo, la Policía intervino diverso material informático que será examinado en las próximas horas por los expertos del cuerpo. En la diligencia policial estuvo presente el investigado que fue conducido al local cubierto por una manta. Al término del registro, el detenido fue nuevamente trasladado a los calabozos de la Policía Municipal.
El concejal de Seguridad Ciudadana y Protección Civil de San Sebastián, Martín Ibabe, informó que se espera que el tatuador pase hoy a disposición judicial. Ibabe apeló de nuevo a la colaboración ciudadana. También apuntó que «el tiempo determinará si hay que seguir ampliando la investigación o no».