Sirimiri: Tala de árboles en el paseo de Errondo

Comenta F. J. S.: «Acudo diariamente junto con un grupo de amigos a la playa de Ondarreta a bañarme. Resulta vergonzoso y tercermundista ver todos los días la arena plagada de excrementos de perros. Es obvio que no es culpa de los canes, sino de sus dueños. No pretendo generalizar, pero son muchos los dueños que hacen caso omiso a las más elementales normas de convivencia e higiene saltándose la normativa a la torera y, para más inri, más de uno reacciona muy mal cuando educadamente se les dice que recojan la suciedad de sus mascotas. Todos los perros, todos sin excepción, van sueltos. Los animales en buena lógica corren y juegan entre ellos, aprovechan para expeler, echar fuera sus excrementos y, hablando en plata, cagar. Invito a la Guardia Municipal a que venga a patrullar por la arena, en especial sábados y domingos debido al incremento exponencial de perros, y no estaría nada mal que el concejal de Playas tuviese la deferencia de pisar la arena y no solo el suelo del despacho. Clama al cielo semejante dejación. Atiendan este ruego, por favor. Por cierto, me encantan los perros. Tengo perro».

Reclama Isabel Aguilar: «Estoy totalmente de acuerdo con el escrito de Ascen sobre la vuelta de la línea 28 de Dbus a su recorrido habitual por la calle Easo. Actualmente, desde la avenida de Madrid hay tres líneas que hacen el mismo trayecto hasta el Boulevard (28, 26 y 21), las tres por el paseo Árbol de Gernika».

Denuncia un lector: «El nuevo parque de calistenia abierto junto al polideportivo de Benta Berri es imposible de utilizar porque los críos lo han invadido usándolo como parque de atracciones con sus camas elásticas o las bandas de TRX como columpios. Si en el gimnasio está prohibido que entren menores de 16 años, aquí algo de control debería haber también. Primero, por parte de los padres y, segundo, por parte de los responsables de la instalación».

Ana Fernández y familia envían un mensaje «para el equipo médico, enfermeros y enfermeras, auxiliares, celadores, limpieza y todo el personal de la 5ª planta del edificio Aránzazu del Hospital Donostia. No podemos dejar de agradeceros todo el trabajo y los esfuerzos que habéis hecho por nuestra madre y nuestra familia. Nos hemos sentido en todo momento ayudados y arropados por vosotros. Vuestra labor es fundamental en estos momentos tan difíciles y habéis conseguido que nos sintiéramos casi como en casa. Os agradecemos infinito toda vuestra atención y sabemos que nuestra madre también lo hizo. Sois un equipo estupendo. Rebosáis profesionalidad y humanidad. Muchísimas gracias y mucho ánimo para seguir con vuestro trabajo. Cuidemos y valoremos Osakidetza, nuestro servicio público de salud».