La segunda fase de Carlos I no incluirá el estrechamiento de los carriles ni una nueva mediana

La segunda fase de la integración de la Variante de Carlos I en la trama urbana está más cerca de convertirse en realidad. El Ayuntamiento ha iniciado los trámites para completar la transformación de este acceso a la ciudad, que en 2015 se sometió a una primera intervención que ha permitido reducir la velocidad de los coches, mitigar el ruido del tráfico y, sobre todo, eliminar la trinchera que desde hacía más de medio siglo dividía el barrio de Amara en dos.

El proyecto de esta segunda fase está listo para salir a concurso, procedimiento tras el que se podrá impulsar la licitación de las obras, que durarán cuatro meses. Con las nuevas exigencias legales para la contratación pública, el tiempo necesario para ambas adjudicaciones podría alargarse hasta los cinco meses.

La voluntad del gobierno municipal es poner en marcha los trabajos sobre el terreno antes de que finalice el año. Por ello, ha completado ya las modificaciones en plano, con una novedad de calado respecto a lo anunciado el pasado noviembre por el departamento de Movilidad. Los viales de entrada y salida no se estrecharán, como estaba previsto en un principio, y tampoco se construirá una mediana de separación entre el carril que conduce a los túneles de la Variante y los dos en sentido Pío XII. Iba a ser, en cualquier caso, una mediana de poca altura, tipo bordillo, como la existente en el Alto de Miracruz.

La responsable del departamento, Pilar Arana, explica que esta idea, pensada para calmar el tráfico, no termina de convencer a la Diputación, titular de la carretera, por lo que «a corto plazo» no se realizará. El ente foral desaconsejó asimismo elevar los pasos de peatones señalizados en la primera fase, que se mantendrán como están actualmente. En el caso del radar demandados por el vecindario, la negativa del Gobierno Vasco obliga a posponer los planes para su instalación.

La verdadera metamorfosis de esta segunda fase ocurrirá bajo los tableros de la Variante, donde se contempla la creación de un parque infantil con bancos, equipamiento que debe comer espacio al parking en superficie, que con la reordenación prevista perderá unas siete plazas. La zona se acondicionará como lugar de juego y estancia, con cuerdas, rocódromo, iluminación entre las vigas que sujetan el viaducto, aparcabicis... Una línea de bancos separará este entorno peatonal del aparcamiento.

Una de las innovaciones que llegarán con el parque es la llamada cesta mola, una especie de balancín para niños con movilidad reducida. «En la ciudad hay columpios adaptados, pero ninguno de estas características», subraya Arana.

En la avenida de Carlos I, pares e impares, se reordenarán las dos líneas de estacionamiento, aunque hay que recordar que en las primeras propuestas de Movilidad se incluía la supresión de las hileras más próximas a la Variante para ampliar las aceras. Al ser esta una obra de envergadura, la intervención se limitará a reducir el número de plazas de OTA comercial -que está «sobredimensionada», según admite la edil del PNV- y sustituirlas por reservas de OTA blanda y para residentes. Con esta medida se pretenden aliviar las «penalidades» que sufren los conductores de este ámbito de Amara a la hora de aparcar el coche.

El proyecto para la segunda fase de Carlos I debe pasar aún por Junta de Gobierno Local antes de llegar a la Mesa de Contratación, pero el gobierno municipal ha reservado una partida de 360.000 euros en los presupuestos de este año para su ejecución en cuanto se cumplimenten todos los trámites administrativos.