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«San Ignacio y San Francisco Javier tenían el ritmo que pide el cómic»Al entrar en su casa cercana a La Zurriola, sobre la plaza Cataluña, frente a la trasera de la iglesia San Ignacio, lo primero que ... ve el invitado, en el recibidor, es un óleo magnífico de cuando en esa encrucijada de la plaza Vinuesa con Zubieta y San Martín no existía la villa pastiche que hay hoy sino Villa Manolita. Desprende ese cuadro aromas del David Hockney de 'Nighthawks'. Lo firma Miguel, que trabajó en el departamento de publicidad y marketing del Banco Guipuzcoano pero que es famoso por su labor como dibujante e ilustrador. Todo empezó en 1977. Con el número 1 del tebeo 'Ipurbeltz'. Continúa en activo. Está dibujando la historia y leyenda de Hernán Cortés sobre papel marca Caballo, 100% celulosa, comprado en Tamayo.
– Último cómic comprado.
– 'Barbanegra' de Jean-Yves Delitte, especialista en dibujar barcos y crear grandes batallas navales. Prodigioso. Lo compré estas Navidades. En Barcelona. En la tienda de la editorial Norma, en la calle Passeig de Sant Joan. Es un templo, un megastore, un sueño. En Madrid también salgo de las librerías cargado de libros. Aquí voy mucho a la Fnac pero he empezado a tomar bastantes en préstamo en el KMK porque ya no me caben en casa.
– Última película vista.
– 'The Substance'. Me gustó cómo trata el tema de la búsqueda de la eterna juventud. Aunque creo que hacia el final desbarra un poco. Me interesa mucho el cine. Por la relación que su lenguaje guarda con el del cómic.
– Primeros tebeos leídos.
– Leía las historietas de Doña Urraca, de Zipi y Zape y tantos otros. Leía las aventuras de'El Cachorro', joven comandante de un galeón español. Leía todo eso por gusto, por diversión. Sin intuir lo que podía haber más allá. Hasta que un día...
–¿Sí?
– En una revista juvenil aparecieron tres páginas, no más, de Tintín y fue entonces cuando me encontré con guiones muy estructurados, con personajes fuertemente definidos y con una tremenda meticulosidad en el dibujo. Desde aquel momento me volví 'Tintinólogo'. Tengo, naturalmente, todos los títulos.
–¿Referencias? ¿Influencias?
– Al principio admiraba mucho el cómic estadounidense, de trazo vigoroso, buenas manchas, buen uso del pincel pero poco a poco me fui acercando a los dibujantes europeos, más limpios, de línea clara. Siempre me gustaron y me siguen gustando el uruguayo Alberto Breccia, con esa habilidad para crear atmósferas, el francés André Juillard (mira este 'La loca y el asesino' de 1996) y Battaglia, el veneciano que adaptó a Melville y Poe. Es casi más ilustrador que historietista. Fíjate en este tesoro titulado'I Patriarchi', su manera de estructurar la página es rupturista.
–¿Es cierto que conociste a su esposa y colaboradora Laura De Vescovi, cuando él ya había muerto y en Angouleme te dijo que junto a 'Frate Francesco e i suoi fioretti' que habían hecho juntos, tu cómic sobre San Francisco de Asís era el que más le gustaba de aquella exposición?
– Así fue y me llenó de orgullo porque su trabajo, de ambos, era excelente y porque en aquella muestra de distintas creaciones sobre el santo que era amigo de los lobos había autores muy importantes. Yo había dibujado una biografía de San Ignacio de Loyola para la gran editorial Mensajero con motivo del 500 aniversario del nacimiento del fundador de la Compañía. Gustó mucho en Francia donde la 'bande dessinée religieuse', el cómic religioso, tiene éxito, títulos y autores fundamentales. Una editorial de Estrasburgo me encargó la de Asís y luego llegaron decenas más. Incluida la de Mariano José de Ibargëngotia, el sacerdote, hombre de leyes y humanista bilbaino fundador de las Siervas de Jesús.
– Vivió la primera guerra carlista, fue desterrado por enfrentarse al gobierno reivindicando libertad religiosa... Parece uno de esos personajes de acción que, dices, funcionan en un cómic.
–El cómic es acción, es ritmo, es movimiento. Por eso santos guerreros como Ignacio y Francisco dan maravillosamente en las viñetas. Terribles son, al contrario,los que solo se dedicaron a la contemplación, a la oración. Peor aún si el guion te lo ha escrito alguien muy pío, muy creyente, muy entregado incluso acaso buen escritor pero sin conocimiento alguno del lenguaje del tebeo, el cómic, el cuento ilustrado.
– De San Francisco Javier guardas una versión en ¡polaco!
–Se tradujo mucho. Al tagalo, al tamil, al húngaro.
– ¿Hablamos de Mintzo?
– En los años 70, cuando surguían el cine vasco, la televisón vasca, Antzerti y la EOS se vio la urgencia del cómic vasco y apareció 'Ipurbeltz', editado por Erein, y apoyado por las ikastolas; 31 años de existencia, 362 números y una tirada mensual de 2.500 ejemplares. En aquellas páginas estábamos (casi) todos, Anjel Lertxundi, Olariaga, Jon Zabaleta, Manu Ortega, J. Luis Landa... Mintzo era ¿cómo os lo diría? Un Woody Allen euskaldun y su humor, muy visual. Pocas palabras y mucho embrollo y meterse en líos.
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