«Tiene un punto de justicia poética pasar de ser detenidos a contratados»
Patxi González Murillo. Del spray al pincel. Una historia de grafitis, vinilo, rotulación y murales
De Altza. Muralista. Rotulista. Diseñador gráfico. Estudió en la Idep de Barcelona pero su doctorado en colocación de vinilos lo obtuvo en el Polígono 27, ... con un gran maestro, Alberto Anatol, a quien quiere citar específicamente. Acaba de llegar de Toronto, ciudad que como recuerda la IA, tiene una vibrante escena callejera y una iniciativa, StreetARToronto (StART) que apoya y financia murales públicos y arte del grafiti. Patxi, (cuenta en instragam layupth@instgram) ha pintado muros y paredes en Brooklyn y en el Bronx, ha estado en Tokio y Rio de Janeiro y admira el arte urbano de ciudades como París y Berlín.
– Gran foto. Gran localización en Multiverse Computing, empresa de software de computación cuántica con sede en el Paseo de Miramon. Dos grandes murales, un austronauta y una recreación de los gusanos de arena de 'Dune'. Has subido a tu insta un video magnífico donde una cámara se acerca en un prodigioso travelling a esa imagen del viajero en el espacio.
– Es un buen trabajo, sí. En la Wikipedia leerás que Multiverse Computing aplica IA, algoritmos cuánticos y de inspiración cuántica a problemas en energía, logística, manufactura, movilidad, ciencias de la vida, finanzas, ciberseguridad, química y ciencia aeroespacial y de los materiales. En el mural del gusano verás cómo la alfombra roja de la sala traspasa la pared y se vuelve pequeño montículo de donde surge esa criatura que los habitantes del planeta Arrakis llaman 'Shai-Hulud'. Verás también que sus tentáculos atraviesan el muro y se desparraman sobre las estanterías, devorando todos los premios que la empresa ha conseguido, como el Future Unicorn otorgado por Digital Europe.
«Antes y ahora era y es pura magia. Cuando tenías 13 años querías documentarlo todo, tus paredes y tus viajes. Con la fotografía analógica. Había un expectación, una espera, una sorpresa. Tres décadas después aún sientes esa libertad. De crear algo, de producirlo tú mismo. De plasmarlo en cualquier superficie»
– ¿Orgulloso de esa obra?
– Mucho. Para la foto me senté en... ¡un banco que es la réplica exacta del de 'Forrest Gump'!
– Empiezo a entender la idea de 'justicia poética'. De aquel chaval de 13 años que descubrió el graffiti en las paredes de su barrio en tiempos cuando para muchos la hoy famosa firma 'Icex' no era más que un garabato, a este artista de 42 requerido por empresas que bordean el multiverso o por los organizadores del Monegros Desert Festival hay un salto... cuántico.
– Exacto. Hemos pasado de ser perseguidos, multados y nuestras firmas borradas a que Radio Nacional dedique un documental de una hora a Juan Carlos Argüello Garzo, posiblemente el primer graffitero español, el que acuñó en las paredes de Madrid la palabra 'Muelle' (el dibujo de un muelle acabado en una flecha con la letra R enmarcada en un círculo) a que en Toronto, precisamente, tengamos espacio propio en el Distrito de la Moda y a que nos comparen con los grandes muralistas del pasado o con los autores de los frescos de capillas y basílicas. Hemos pasado del spray (que seguimos utilizando) al pincel.
– Y a ser reclamados como artistas capaces incluso de embellecer las persianas, la puertas, los cierres de multitud de comercios muy distintos. Hay obra tuya en lugares emblemáticos de esta ciudad como...
– El Borda Berri de Fermin Calbetón, el Néstor de la chuleta, los tomates, los pimientos; la delicatessen Iparra, Vinos Martínez de Narrika, donde hicimos un búho que llevaba a su nido buenas botellas. Somos artistas, somo saneadores, somos embellecedores. Somos libres. Déjame que te hable de Los Monegros.
– Será un placer escucharte.
– El Desert Festival, con toda su variedad de música electrónica, se celebra hace ya más de 30 años. De hecho, la edición de este julio 2025 será la trigésimo segunda. Hace tiempo me llamaron para que diseñase el escenario de la zona que se llamaría 'Industry City', donde había conciertos de eso, de música muy industrial (ruido blanco, sonido abrasivo...). Tenía que provocar en quienes estuvieran dentro la sensación de ser parte de una película de Mad Max o de haberse perdido en un polígono de Detroit. Recuerdo pintar al amanecer, cuando hacía menos calor. Y aquellos atardeceres rojos...
– En Altza, a los 13 años no pensabas que pintarías en las dunas aragonesas, ¿verdad?
– No. O tal vez sí. Era tan feliz... Sentía que el graffiti me iba a dar mucho. No teníamos internet. No podías meterte en la red y descubrir. Tenías que andar las ciudades, mirar las paredes, viajar. Ahora lo documentas todo al instante con la cámara perfecta de tu móvil. Es maravilloso pero antes sentías el goce de la expectativa que te creaba no saber qué saldría de tu analógica, de ese carrete de 400 ISO que habías usado para sacar fotos nocturnas. Y no solo la expectativa sino la sorpresa tras el revelado, esta ha salido velada, esta desenfocada... Todo era y es muy bonito. El graffiti me llevó al diseño gráfico, al mundo del vinilo, a rotular grandes camiones qe partía para San Mauricio. Soy libre. Soy muralista.
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