«Pubertad, descubrimiento; parto... empoderamiento; menopausia... liberación»
Josune Ibargoyen, Clara Rosas | Parteras y acompañantes
En la charla mantenida en el 1 de la Real Compañía de Caracas donde Josune (que vive en Hondarribia) y Clara (que nació en Moià, ... Cataluña), euskaldunas las dos, acaban de abrir Magale Etxea, se utilizaron palabras como 'partería' o 'matronería'. Y también definiciones oficiales como 'Enfermera especializada en Ginecología y Obstetricia'. Todas son absolutamente compatibles.
- Sois matronas. Sois comadronas.
- Somos parteras. 'Emaginak' gara.
- Tituladas en Enfermería obstétrico-ginecológica.
- Yo (Josune) me gradué en Bedfordshire y mis primeros partos los atendí en el hospital de Croydon, municipio del Gran Londres.
- ¿Y tú, Clara?
- Estudié Enfermería en la Universidad de Barcelona y cursé la residencia de matrona en Donostia, en la Unidad Docente del País Vasco. La primera tutora que tuve me enseñó otra forma de atender a las mujeres. Soy matrona-osteópata, diplomada por la Escuela Internacional de Osteopatía de Bilbao.
- ¿Cuál es esa forma nueva y buena de cuidar de la mujer a lo largo de toda su vida, mayormente durante el ciclo reproductivo?
- Atendiendo a todos los cambios, los retos, los miedos, las dudas que surgen en todos nuestros ciclos vitales. Antes, durante y después de haber parido. El temor al dolor. El pensar, '¿seré capaz?'. La sensación de que en tu cuerpo, que no se parece en nada al que era antes del parto, se está desarrollando un tremendo baile de hormonas. La felicidad de haber dado a luz. El vértigo. Los pechos hinchados de leche, el volver al trabajo tras las 16 semanas de permiso de maternidad y aunque ahí todo sigue igual, saber que para ti ya nada es lo mismo. Atender eso, cumpliendo escrupulosamente los protocolos médicos y hospitalarios.
- Habrá quien piense que sois un par de hippies locas.
- Al principio sí. Hasta que hemos demostrado que la sabiduría ancestral de miles de mujeres y la ginecología más avanzada son compatibles y complementarias. Ahora, cuando hacemos un traslado al Hospital, nos reconocen y cuando llamamos nos dicen 'Sois Magale Etxea, ¿no?'
- Sin embargo, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia ha publicado un documento que ha indignado a parteras, comadronas colegiadas y a muchos ginecólogos de ambos sexos. ¿Qué decía?
- Hablaba de nuestras vaginas como un órgano altamente 'peligroso'.
- Terror masculino a la 'vagina dentata', esa vulva con dientes que castra al varón durante el acto sexual.
- Esta vez se hacía más hincapié en el terrible 'viaje' que en solitario debe emprender el 'nasciturus' para venir a este mundo. Curiosamente hasta daba a entender que todas las vaginas miden lo mismo...
- ¿Cuánto?
- Diez centímetros. Pero lo terrible era que si, como ellos piensan, la criatura que va a nacer hace ese 'trayecto' solo, se sobreentiende que la madre es un mero recipiente. Y que el ginecólogo (varón) es quien conduce al niño o niña hacia la luz.
- Increíble, en pleno siglo XXI.
- Por eso es imprescindible, aunándolo siempre con todo el conocimiento médico, ginecológico, sanitario de ahora, que recuperemos lo mucho de bueno que tenían las antiguas parteras. Eran mujeres sabias. Con conocimientos de plantas y hierbas. Curanderas. Mujeres que ya habían parido y podían ayudar porque se solidarizaban con la parturienta empírica y empáticamente. A muchas las quemaron. Acusadas de brujería. El hombre y sus poderes siempre han tenido miedo de nuestra capacidad para dar la vida.
- A pesar de tanta sabiduría, en aquel pasado muchas mujeres y muchos niños morían en el parto.
- Hemos ganado en salud. Hemos avanzado en Ciencia, en la Medicina. En el control de los embarazos. En todo. Nos alimentamos mejor. Vivimos más pero también es cierto que hemos medicalizado mucho nuestras vidas. Hoy hay veces que el embarazo, el parto, más que algo natural, parece una enfermedad. Nosotras y muchas más luchamos porque las mujeres se junten con mujeres para vivir, acompañar, compartir una experiencia tan profunda como esta. Y de ahí que digamos que el parto puede significar, también, empoderamiento.
- No sé yo. A mí me parece algo realmente aterrador.
- Lo es. El dolor llega a tal extremo que pasas un momento en que piensas que no lo resistirás. Pero lo haces. Además, el cerebro y el cuerpo son sabios y te hacen olvidar cuánto dolió... hasta que en el segundo embarazo comienzan las contracciones. ¿Un parto empoderante? Claro, si has sido capaz de dar vida, ¿cómo no vas a serlo para abrir un negocio, ponerte el mundo por montera o coger las riendas de tu destino?
- Pensándolo así... ¿Y lo de la pubertad como descubrimiento?
- Pues también. No solo hay que acompañar a la embarazada. También a la chavala asustada porque le llega la primera regla, porque aparece el deseo. Descubrimiento, sí. De lo que significa hacerse mujer.
- Menopausia liberadora. ¿En serio? Nos machacan anunciándonos el fin de nuestra feminidad.
- Por lo que hablamos: todo lo que nos pasaba a las mujeres era considerado feo, sucio, enfermizo. La menopausia es mucho más que los sofocos. Nuevas maneras de sexualidad y sensualidad, adiós al miedo a embarazos no deseados, fuera copas menstruales, paños y tampones.
- Así que la fisiología no es políticamente correcta.
- No. No somos iguales. Hay hombres que reivindican alimentar a su hijo. Con biberón. A costa de que la mujer dejé de dar el pecho. Perdona, la leche la tengo yo. Y sí, yo necesito 16 semanas. Acaso más. Tú, no.
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