Ciudadanos
Nadiia Ignasheva Chihkhovska
«Preparamos la barra para las nueve y la gente ya se pide su café y su tortilla»Frente a la churrería de Arturo, conejo a la cerveza en el Maritxu
Easo 53. En el bar que fue el Antia, luego el Maritxu, luego el Erlaitz y de nuevo, cuando en 2019 lo cogió Nadia, el Maritxu. Un buen lugar. Para el poteo y el menú del día (esa paella con marisco, mucho marisco, ese conejo a la cerveza, esa sopa de pescado...) y los pintxos (ese de carrillera, ese risotto, esa croqueta de cecina...). Para las tertulias culturales (quincenalmente, los jueves. Hablaremos de eso alguna vez con Ramón González Alonso 'aitona'). La barra la atienden, además de Nadiia, su hijo Vladislav, su cuñada Katerina y su sobrina Oleksandra. En cocina, Kepa y Genry.
– Así que en el Maritxu todo empieza a las nueve de la mañana. Con la barra llena de maravillas. Hasta brochetas de rape. Y la gente desayunando café con tortilla. O mejor dicho, tortillas.
– Mujer, también hay quien toma bollería. O tostadas pero sí, lo del café con tortilla(s), hasta de jamón o de chorizo, fijo. La hora del poteo y de los pintxos suele comenzar a las 11.30. Comidas de 13 a 16 pero las sobremesas se alargan hasta las cinco. Cocina abierta siempre.
«Llegué con 22 años. Lo que son las cosas, no alcancé a conocer otro país, ni siquiera Rusia. Vine directa de Chernivtsi, mi ciudad, a Donostia»
– Vaya, te conoces el oficio...
– Trabajé 15 años en bares de la Parte Vieja pero hace seis decidí probarme a mí misma...
– ¿Probarte? ¿En qué sentido?
– Saber si era capaz de llevar un negocio por mí misma. Saber, en realidad y te lo digo de verdad, quién era yo. Quedarme segura de que valía para esto.
– El barrio dice que sí. Hablan bien de ti en la plaza, en los otros bares, en la carnicería de Juan, Erdozia, que te suministra las chuletas... Dime, ¿por qué te viniste aquí? Ya que tenías tanto conocimiento de Lo Viejo ¿no pensaste en quedarte por allá?.
– A mí también me habían hablado bien de estas calles, de esta plaza, de los otros bares. De los vecinos. Me dijeron que era gente con mucho humor y fíjate, yo cuando llegué aquí decidí que debía entender y hacer mío vuestro humor, vuestra manera de ser. Para integrarme, por supuesto. Y también para ser feliz.
– ¿Fue duro venirte para acá? ¿Y por qué viniste?
– El primer año sí, fue duro. Mucho. Sin idioma, sin nadie a mi lado, con mi hijo Vladis tan lejos. No conocía nada del mundo. Ni siquiera había estado en la URSS. Pero por otro lado tener 22 años me resultó de gran ayuda.
– ¿Por?
– A esa edad tienes toda la energía del mundo. Y gran capacidad para absorber todo aquello que, nuevo, estás viviendo. De golpe. Luego resultó que me puse a cuidar a Nerea...
– ¿A quién?
– A Nerea Olaizola. Acababa prácticamente de nacer. Yo ahora la llamo 'mi reloj'. Porque sus 19 años marcan el tiempo que yo llevo aquí. Con su familia aprendí castellano. Fueron mi apoyo. Les tengo eterna gratitud y amistad.
– Vladis, tu hijo, se está sacando un grado en Informática. Tu hija, Erika, de quince, nació ya en Donostia.
– Sí y es muy curioso, como la ven tan rubia le suelen preguntar de dónde es y ella responde pues de aquí, ¿de dónde voy a ser? Hay quien insiste... 'pero tu madre...' y ella contesta, bueno lo de mi madre es otra historia. Aunque, en verdad, yo también soy de aquí. Porque uno no es de donde nace sino de donde se hace. Tuve que renunciar a la nacionalidad ucraniana para tener la española. No me importó. He vivido prácticamente la mitad de mi vida aquí, mis amigos están aquí. Mi presente. Nuestro futuro.
–Incluso corretea entre las mesas lo más pequeñito de tu familia, Michelle...
– Es la hija de Oleksandra. Nació el 30 de diciembre de 2019. Yo había abierto el 21 de julio.
–¿Por qué llamas 'aitona' a uno de tus parroquianos, a Ramón González Alonso? Es joven aún. De buena planta y ánimo.
– Claro que sí pero resulta que él y su esposa Gema me recuerdan mucho muchísimo a mis abuelos, a Antonina y Yakiv. Por eso le llamo a él 'aitona'. Y por eso, porque al verles me acuerdo de ellos, me siento contenta. Y segura.
– En 2023 Ramón te lió bien liada y tú te dejaste liar. ¿Qué es eso de las tertulias culturales quincenales de los jueves?
– Según él aquí se potea mucho y bien pero leer, leemos menos.
– Si él lo dice...
– La cosa fue que decidió organizar unas reuniones en las que se hablaría de un tema concreto. Propuesto por él o por alguien. Me pidió que le dejara el comedor para charlar. Se lo dejé. Y no sabes qué exito. Habremos realizado ya unas cincuenta...
– ¿Y de qué se habla?
– Menos de política y religión, de todo lo demás. ¿A ti te suena la batalla de Gaugamela?
– ¿En la que Alejandro derrotó a Darío, rey de los persas?
– Esa. Pues gracias a una de las tertulias me enteré de lo que era una honda y de que los que la manejaban tuvieron mucho que ver en el triunfo de los macedonios.
– A mí me han contado que la gente se emocionó cuando hablaron de Sancho el Fuerte de Navarra galopando en las Navas de Tolosa (1212) sin soltar el pendón del Arrano Beltza.
– Mucho sí. Algunos ponentes son bien importantes. El arqueólogo Juantxo Agirre Mauleón, por ejemplo. Próxima tertulia el jueves 20. Pasa de todo aquí, en el Maritxu.