«Pedimos a los animalistas y los grupos antiespecies que respeten el trabajo de los baserritarras»
LeitzEKO kontsumo taldea, el Ayuntamiento de Leitza y Leitzaldeko baserritarrak apoyan a Kristina Saralegi, la criadora de 'Ximona', tras los incidentes de 2018
El olor a talo y txistorra inundará las principales plazas y calles de San Sebastián este sábado. La feria de Santo Tomás copará ... la agenda de muchos donostiarras y muchos guipuzcoanos que se sumergirán en la fiesta durante una larga jornada. Jornada festiva que contará con una gran protagonista, 'Ximona'.
Kristina Saralegi será la encargada de traer un año más a la reina de la plaza de la Constitución desde el caserío Arro de Leitza. Saralegi ultima los preparativos. Es una mujer que de manera concienzuda cuida cada uno de los detalles del traslado de la cerda de la popular feria y su estancia a lo largo de la jornada en la plaza donostiarra. A pesar de todo, la leitzarra no olvida los incidentes que se produjeron en la céntrica plaza donostiarra hace un año, cuando miembros de un grupo animalista le increparon al descargar el animal o los ataques que sufrió previamente en su caserío.
Con motivo de todos esos incidentes, el Ayuntamiento de Leitza, Leitzaldeko baserritarrak y LeitzEKO kontsumo taldea han publicado una nota en la que aseguran que «ese cerdo no viene desde una de esas explotaciones industriales que generan tantas críticas hoy en día, sino desde un caserío pequeño que es dirigido por una mujer baserritarra». Los tres organismos han mostrado su apoyo a Saralegi después de que sufriera el año pasado los desagradables altercados y ataques contra su patrimonio: «No estamos de acuerdo con ninguna acción en contra de una mujer baserritarra que está en el modelo agroecológico». Creen que esos ataques «han venido al lugar erróneo, porque nuestros baserritarras no son los enemigos de los derechos de los animales, sino un aliado inmejorable».
Advierten de que los ataques se dirigen «al lugar erróneo porque ellos defienden a los animales»
Por ello, «pedimos a los grupos antiespecies y defensores de los derechos de los animales que respeten el trabajo de nuestros baserritarras. Además, les hacemos una doble invitación para que vengan a conocer con nosotros su trabajo y sus beneficios y, ante algunos problemas que tiene la salud de nuestra sociedad y planeta hoy en día, no convertirse en enemigos de los que pueden ser la solución».
Trabajadora de Santo Tomás
Los representantes leitzarras aseguran que «quisiéramos que no se produjeran nuevamente ataques contra nuestra vecina y sus pertenencias». Reconocen que aunque «es totalmente lícito no estar de acuerdo con un modelo de fiesta concreto», tampoco se puede olvidar que la responsable de llevar la cerda «no es la organizadora ni responsable de este acto, sino una trabajadora, como otros muchos», que participan en ella. Desde el consistorio y los colectivos de Leitza defienden el trabajo de Kristina Saralegi y aseguran que la cerda que traslada a la feria donostiarra es criada «en la zona Norte de Navarra donde todavía, a duras penas, sobrevive un caserío pequeño y diversificado en el que se respetan las condiciones de vida de los animales y sus ciclos vitales». En el caserío Arro de Leitza, «los animales y aves son criados al aire libre, se alimentan en los prados y zonas de pasto de los montes cercanos, donde se recoge la hierba con la que los mantienen en el invierno. Además, permanecen a buen cobijo de tormentas, heladas y nevadas en cuadras, bordas y estalpes».
Defienden que «ese modelo de ganadería tiene una importancia extraordinaria para nuestros pueblos. Además de poner al alcance de los ciudadanos alimentos de gran calidad y ser garantes de la biodiversidad y de la productividad garante, también son imprescindibles para limpiar nuestros montes y campos y hacerlos más sostenibles». Reconocen que «no es una mera cuestión estética. Cada vez andan menos animales en nuestros prados y montes, que están más sucios», con las graves consecuencias ecológicas que esto acarrea. Asimismo, consideran que los baserritarras que viven de su caserío «tienen un gran enemigo. Se trata de la ganadería industrial que impulsa el modelo de consumo capitalista». Al que el año pasado se sumaron los de «los movimientos antiespecies y animalistas que han arremetido contra el modelo que nosotros protegemos, convirtiendo una situación que ya era difícil en más complicada todavía».
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