La obra de Iztueta se encarece un millón por los imprevistos y se retrasará casi tres meses

El motivo de ese desvío presupuestario hay que buscarlo en el accidente ocurrido el pasado mes de marzo durante los trabajos nocturnos de desmontaje de la parte central del viaducto. La catenaria de Renfe se cayó y el tráfico ferroviario estuvo interrumpido varios días, obligando a Adif a trasladar a los pasajeros en autobuses.

El origen del incidente fue el mal estado del hormigón, que se deshizo en trozos que se desplomaron de forma abrupta sobre las vías. Adif y el Ayuntamiento concluyeron que para acabar con la amenaza de las obras lo mejor era detener el paso de trenes durante un fin de semana, derribar el último arco, retirar lo antes posible los escombros y restablecer cuanto antes el tráfico ferroviario ya sin riesgos, operación que se acometió a mediados de abril.

Estas modificaciones en el proyecto constructivo son las que han encarecido la actuación, aunque en el dictamen que previsiblemente recibirá hoy el visto bueno del gobierno municipal se recogen otros imprevistos como la sustitución de servicios subterráneos como telefonía y gas. También se ha renovado el colector de aguas pluviales y mejorado el sistema de bombeo, según detalla la concejala de Proyectos Urbanos, Duñike Agirrezabalaga.

La delegada socialista informa de que las necesidades de obra provocarán una ampliación del plazo de finalización, que se aplaza casi tres meses hasta el 25 de mayo, si bien puntualiza que esta nueva fecha «ya estaba contemplada en los cálculos» de su departamento, que apuntaban a «este próximo verano» para la entrada en servicio del paso inferior de Iztueta.

La demolición del viaducto que ejercía de trinchera entre los barrios de Gros, Centro y Egia es uno de las grandes inversiones de la legislatura, cuyo montante económico solo se ve superado por el del nuevo polideportivo de Altza, que se inaugura este año.

Según el proyecto inicial, cuando la nube de polvo se disipe y los obreros den los últimos remates de urbanización, la calzada pasará por debajo de las vías del tren, justo al revés que hasta el derribo, que pasaba por encima. Para ello, se ha creado un recinto estanco bajo el tablero de vías y se está actuando mediante la técnica de hinca sobre los muros y el terraplén con la colocación de pantallas de hormigón que soportan el peso de la nueva estructura ferroviaria, que se colocó en octubre en otro delicado proceso que también obligó a suspender la circulación de trenes. Ese cajón bajo las vías generará un galibo de 4,5 metros para el tránsito de los vehículos, sustituyendo al antiguo viaducto.

El futuro vial tendrá diez metros de anchura y tres carriles de circulación, dos de ellos en dirección a Gros y el otro en dirección a Egia. La actuación permitirá también liberar espacios para ampliar aceras y zonas verdes, así como una glorieta en la curva del paseo del Duque de Mandas que distribuirá los tráficos hacia los diferentes barrios. Se habilitará una pasarela peatonal que discurrirá en paralelo a las vías para conectar ambos lados del vial soterrado. Y los balcones de la calle Iztueta, que durante décadas se han asomado a los tres carriles del viaducto, soportarán un menor impacto visual y acústico al estar la calzada a una cota inferior.