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El jovencísimo dúo se conoció en Musikene y este miércoles (19 horas) actuará en la Sociedad Bilbaína Musikene

Ciudadanos | Alejandra Cortijo y Tomás Vidal

«Ser músico clásico es una montaña rusa, no esperas lo que te va ocurriendo»

La flautista y el pianista del Dúo Veles actúan este miércoles (19 horas) en la Sociedad Bilbaína

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Miércoles, 31 de mayo 2023, 07:42

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Son dos jóvenes talentos. Aunque ambos reconocen que nunca tuvieron claro que su camino era el de la música, a su corta edad se han convertido en una de las parejas musicales más prometedoras del panorama local. Alumnos de primer curso en Musikene, la flautista Alejandra Cortijo (Oviedo, 2006) y el pianista Tomás Vidal (Ciudad Real, 2005) forman el Dúo Veles, que este miércoles (19 horas) actúa en la Sociedad Bilbaína. Interpretarán un programa «muy francés» que incluirá 'La flauta de pan' de Jules Mouquet, la 'Fantaisie' de Philippe Gaubert, la 'Sonatina' de Dutilleux y la 'Sonata para violín' de César Franck.

– Tienen 17 años. Hay muy pocos casos de estudiantes a los que se les permita entrar en Musikene sin tener la mayoría de edad.

– Alejandra Cortijo: Tuve que hacer unas pruebas de madurez antes de presentarme a las pruebas de acceso. Pero acabo de terminar primero de Bachillerato a distancia y lo compatibilizo con Musikene.

– Tomás Vidal: En mi caso tenía el Bachillerato, por lo que pude entrar gracias a ello.

GESTIONAR LA PRESIÓN

«Cada vez me asusta más salir al escenario. De pequeño era más como un juego y ahora ves que te juegas mucho más»

Tomás Vidal

Pianista

– ¿Y por qué eligieron estudiar aquí? ¿Qué les llamó la atención?

– T. V.: Los profesores, sobre todo, pues son increíbles. En mi caso quería venir a estudiar con Marta Zabaleta, pero me habían hablado súper bien del centro. Eran todo buenas referencias.

– A. C.: En un curso de verano conocí a quienes son ahora mis profesores y ya entonces dije: quiero estudiar con Miguel Ángel Angulo y Álvaro Octavio, ¡por favor!.

– Hay quien dice que van a dar mucho que hablar, no sé si eso genera más ilusión, motivación o presión.

– T. V.: Mucha ilusión. Me gusta moverme y tocar en diferentes sitios, creo que como músico eso es lo más importante. Pero también, más allá de tocar el instrumento, aprender a relacionarse de puertas hacia afuera, por eso escogimos estudiar comunicación con María José Cano.

– Porque a día de hoy eso forma parte del oficio del músico.

– T. V.: Sin duda. Y en la música clásica más si cabe, porque tenemos que competir en el mundo. Hay un elitismo un poco absurdo en torno a la clásica porque verdaderamente no está tan lejos, pero depende mucho de la manera en que la presentes.

– ¿De dónde viene el nombre del dúo?

– A. C.: De la desesperación (ríe), porque no encontrábamos ninguno. La mayoría de los grupos cogían nombres de musas griegas así que me dio por buscar mitología eslava y le dije a Tomás: «hay un dios que se llama Veles que es el dios de la música y de 50 cosas más, ¿te gusta como nombre?».

– ¿Y cómo lo formaron?

– A. C.: Nos gusta mucho tocar juntos, somos muy compatibles.

– T. V.: No nos conocíamos, aunque teníamos una amiga en común, pero hicimos muy buenas migas y, cuando salieron las pruebas para la Quincena Musical, decidimos presentarnos casi en broma.

– Y han quedado como primeros suplentes. Si algún grupo se cae, debutarán en el festival.

– A. C.: Sí, nos presentamos por probar y sin ninguna esperanza, de hecho nos preparamos sin profesor ni nada. Aunque, no te voy a mentir, cuando te quedas ahí a punto da un poquito de rabia quedar suplentes.

EXIGENCIA EN LA ÉLITE

«La música es súper competitiva pero procuro no compararme con los demás, solo conmigo misma»

Alejandra Cortijo

Flautista

– ¿Qué les gustaría hacer? ¿Dónde se ven en el futuro?

– T. V.: ¡Uf! La verdad es que no tengo ni idea. Soy muy joven y ahora lo que quiero es probar todo tipo de cosas diferentes, no me veo en nada concreto... Aún tengo que descubrirlo, y para eso vine hasta aquí.

– A. C.: A mí me encanta tocar en orquesta y el tema de la docencia lo barajo, pero quisiera ser intérprete. Ambas cosas son compatibles con la música de cámara.

– La música, ¿les ha obligado a madurar más rápido que el resto?

– T. V.: Desde luego que sí. Al final tienes que aprender desde muy pequeño a gestionar muchas emociones diferentes, tanto los éxitos como los fracasos. Y a renunciar, pues dejas muchas cosas atrás por la cantidad de tiempo que inviertes en el instrumento. La profesión del músico clásico es una montaña rusa. Ya no solo por el sacrificio, sino porque nunca te esperas las cosas que te van ocurriendo. De pronto te ves en una situación que nunca imaginaste y tienes que salir del paso como sea.

– Y esperar la recompensa a largo plazo, porque no todos los días se ven resultados...

– T. V.: De hecho, casi ningún día se ven resultados. Pero, cuando llegan, es mucho más gratificante.

– A. C.: Sí, pero es que la música es súper competitiva y es duro ver que hay mucha gente mucho mejor que tú por ahí.

– ¿Y cómo se gestiona todo eso?

– A. C.: Procuro no compararme con los demás, solo conmigo misma y ver mis mejoras.

– T. V.: A mí me ocurre que cada vez me asusta más salir al escenario. De pequeño era más como un juego y ahora ves que te juegas mucho más y tienes que causar buena impresión a quien te escucha. Pero no sé cómo se gestiona eso... supongo que teniendo una vida aparte de la música.

– Porque, como dice el pianista Iñaki Salvador, «la música sin vida sería un error».

– T. V.: Totalmente. A mí me gusta salir a correr por las mañanas por la Concha y eso me ayuda mucho a desfogar, como también entablar relaciones con la gente. La música es un arte comunicativo y es importante tener a quien poder comunicar.

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