El lugar de los hechos
Desde el Bule ·
Que la placa en recuerdo de Gregorio Ordóñez iba a ser pasto de los vándalos era algo que a nadie se le escapaba y, no ... obstante, había que ponerla. Desde un punto de vista institucional, la reparación de la placa es obligada, pero incluso vandalizada cumpliría con infinita potencia su función en la memoria de la ciudad. Como nada hace pensar que los hechos no vayan a repetirse, ya hay quien aboga por colocar la de Ordóñez en otro lugar, más protegido y menos susceptible de ataques. Discrepo. Las cosas ocurren en un lugar y en un momento concretos y, aunque por ahora no nos resulta posible viajar en el tiempo, sí que podemos hacerlo en el espacio: hasta el lugar de los hechos, sean estos lo que sean. De alguna forma, el dónde y el cuándo son elementos esenciales. Por ejemplo, cada vez que paso cerca de una final de Copa -cada 32 años siendo optimistas- o por las inmediaciones del Bernabéu -con más frecuencia- lo primero que me viene a la cabeza son las cargas policiales contra los 30.000 aficionados realistas que acudieron a la final de Copa de 1988. Entre las decenas de heridos en aquella sarracina figuró el propio Ordóñez, aporreado por los uniformados cuando intentaba proteger a una mujer. A su vuelta a Donostia, hizo unas declaraciones que están en las hemerotecas y pidió la dimisión de Ana Tutor, delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid. En vida, Ordóñez levantó con frecuencia ampollas; es previsible que su evocación también lo hará.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión