Un influencer recuerda a uno de los personajes más queridos de San Sebastián: «No muchos conocen este lugar»

«Este es un secreto de la ciudad de San Sebastián. Aquí se encuentran estos edificios que son súper bonitos y que tienen unas esculturas muy curiosas y muy pintorescas», revela el influencer agentino, Román Socias, conocido en redes sociales como 'Romancito' sobre el hotel Olarain, un alojamiento universitario que se encuentra ubicado en el campus del barrio del Antiguo y que esconde varias esculturas, entre las que destaca la de «un personaje muy querido por los donostiarras».

«No muchos conocen este rinconcito tan peculiar, uno de los que más me gustó de la ciudad️», arranca contando el influencer argentino que se encuentra viajando por todo el territorio y que ha documentado a través de vídeos en redes sociales los lugares que ha visitado y parte de su historia.

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Y es que, en esta ocasión, el joven ha subido un vídeo hablando sobre el conjunto de esculturas instaladas en 2010 en el Colegio Mayor Olarain, hechas por el escultor donostiarra, Alberto Saavedra. Unas esculturas que representan escenas cotidianas de la ciudad como «pescadores, niños saltando al agua, mujeres de época, policías, vecinos peleando, un montón de esculturas muy bonitas y muy curiosas», señala en el vídeo el influencer con más de 300.000 seguidores en Instagram.

Pero sin duda, «la más especial es la de Txantxillo», asegura el influencer sobre Santiago Hernández Redondo, mejor conocido como 'Txantxillo'. «Un señor que se ganaba la vida tocando el xilófono por las calles y que le pedía a la gente 'una pesetita por favor'», cuenta sobre el entrañable personaje que paseaba su cuerpo menudo envuelto en capas de ropa, txapela en la cabeza y un bote de monedas en la mano instalado en el imaginario colectivo de los donostiarras.

Un personaje más que entrañable, cuyo recuerdo permanece en la memoria popular y también en el lenguaje gracias a la frase: «¡Parece Txantxillo!», que se dice de alguien vestido de una manera similar a la del personaje que siempre paseaba con su carro por la Parte Vieja y el barrio de Gros y que falleció en el año 2003.

«Parece que este señor fue muy querido por los donostiarras y por eso tiene su propia estatua», señala antes de decir que si se visita la zona «por favor no la ensuciéis que está muy bonito, sed turistas responsables», finaliza con un «Agur!. Maite zaitut» el argentino.