Lago: «El hombre que no lleva tacones no te hará un zapato cómodo»
Silvia Lago. Encontrando no solo la horma sino la biomecánica preci(o)sa ·
BEGOÑA DEL TESO
Viernes, 5 de enero 2018, 06:39
Barcelonesa. Afincada hace un rato largo en Alicante, lugar mítico y referencial de la industria del calzado en este país. Y en Europa. Y en ... Abu Dabi. Adora el otoño donostiarra. Octubre desde o en el Peine del Viento. Sabe que no calza igual una mujer norteña que una de no importa de qué sur. Habla de la elegancia clásica cantábrica y de la feliz y hermosa despreocupación (tan casual) de quien vive a orillas del Mediterráneo. Sus líneas de calzado se llaman 'Ainhoa', 'Carlota', 'Genoveva'...
- Así que el problema de que los tacones más hermosos acaben matándonos está en que sus divinos creadores jamás han caminado sobre agujas de 10 centímetros de altura.
- Yo diría que sí. A mí los zapatos de tacón me han gustado desde cría y una vez que tenía que ir a Nueva York a unas prácticas busqué, busqué y busqué un par que fuera elegante, precioso y cómodo. No lo encontré. Entonces pensé que tendría que hacer algo. Hacer algo yo misma. Y sí, creo que el problema radica en eso. No digo que no se los prueben (a los hombres les gusta el fetichismo de taconear) o que no se los pongan sus modelos y les transmitan sus sensaciones. Pero es distinto. Creo firmemente que has tenido que taconear mucho para saber exactamente cómo hacer un buen zapato de tacón. Sin olvidar, eso nunca...
- ¿Qué?
- Los tacones no se pueden ni se deben llevar de continuo. Para mí, un hermoso zapato de salón, de fiesta, de invitada, de boda es para eso. Para taconear sobre las mullidas alfombras de una sala de recepción, para deslumbrar en un congreso. No para el día a día.
- Lógico. Perderían carisma, charme, poder de seducción.
- Y acabarías cansada y dolorida. Pero yo abogo por que aunque sean para un puñado de instantes fabulosos, para fiestas, para entrar con fuerza en un consejo de administración, para una reunión de alto nivel político, los zapatos que hayas elegido han de ser no solo bellos sino anatómicamente insuperables, biomecánicamente equilibrados, artesanalmente sorprendentes.
- Vaya.
- No es lógico que unos zapatos hermosísimos arruinen tu momento, tu reunión de trabajo de alto nivel, tu gran noche porque te hacen rozaduras, te queman la planta del pie por delante o te machacan los dedos. Has ido a esa fiesta para brillar o ser feliz. A esa boda a disfrutar porque es la de tu mejor amiga. A esa reunión de negocios a reunirte con futuros e importantes clientes. Repito, no es de recibo que estés sufriendo. El zapato ha de ser elegante, claro. Pero también, y dentro de sus coordenadas pues no son unas bailarinas, unas manoletinas, unas bambas, cómodo, confortable... sano.
- ¿Lo has conseguido tú en esas lineas tuyas que homenajean a Audrey Hepburn o Grace Kelly?
- Creo que sí. O por lo menos vamos por muy buen camino. Para que un zapato de tacón sea lo más perfecto posible has de unir artesanía y tecnología. Somos en este país grandes creadores de calzado. En Europa nos admiran. Los árabes nos admiran. Los italianos, grandes rivales, nos temen. En cuanto a la tecnología...
- Cuenta...
- Hemos puesto la ciencia biomecánica al servicio de la moda. Con la ayuda de podólogos, anatomistas, traumatólogos construimos zapatos que tienen en cuenta la estructura y el funcionamiento de pie y tobillo. Controlamos los puntos de apoyo, hacemos que la plataforma interior, aparte de ser flexible y aislante, amortigüe el impacto de la pisada.
- Como en las zapatillas de los atletas. Tanto de los populares como de los de élite.
- Efectivamente. La planta la almohadillamos con materiales que se adaptan al pie en cada pisada, evitando así esa sensación de hormigueo, quemazón o adormecimiento tan habitual... Intentamos cumplir, también, con los tacones, estables a más no poder, las leyes estáticas, dinámicas y cinemáticas. Y respetamos la perfecta distribución del peso haciéndola equilibrada. No es solo, no creas, trabajo de diseño y ciencia o de plantillas de fina ortopedia. También recurrimos a los artesanos que llevan generaciones construyendo hormas...
- Parece la revolución que toda mujer enamorada de los tacones estaba esperando, acaso incluso sin saberlo. Pero por lo que dices por ahí, la industria remolonea.
- Muchos industriales del calzado creen que la manera de seguir en la brecha es fabricar 'como se ha hecho toda la vida'. Les cuesta aceptar la innovación porque representa más trabajo, más atención, cuidado y coste. Otros entienden que es la manera de seguir siendo referentes en el mundo. Este es el futuro. Si no, italianos y chinos se harán más y más fuertes.
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