«Aquí la gente se mueve de local en local. El virus se ha podido expandir fácil»
Clientes y bareros de la zona de Gros se muestran preocupados por la situación, pero afirman que «no podemos dejar de hacer nuestra vida»
Las terrazas de la calle Peña y Goñi de Gros en Donostia estaban ayer repletas de gente. Todas, menos la del Ramuntxo Berri, precintado por el positivo en covid de cinco de sus trabajadores ... . «Claro que tenemos un poco de miedo, más bien respeto, pero no podemos dejar de hacer nuestra vida», reflexionaban Paqui Sánchez, Irma Corral y Sole Scalone mientras terminaban de tomarse un pintxo, acompañado de una cerveza, en la terraza de la Taberna del Pícaro, a muy pocos metros del establecimiento cerrado.
Cuando por la mañana se enteraron de lo sucedido, dudaron de si seguir adelante con sus planes. Son de Irun y tenían entradas para el teatro: «Ha habido un momento en el que no sabíamos qué hacer, pero aquí estamos». Confían en que a su alrededor «se sigan los protocolos de seguridad. Nosotras hacemos todo lo que está en nuestras manos para no contagiarnos, pero con eso no basta. El resto también tiene que tener cuidado», advertían.
Mientras se terminaban el trago, Patricia Díaz, encargada del bar, se acercaba para desinfectar la mesa. «Estamos limpiándolas más que nunca. Hemos extremado las medidas de precaución», aseguraba. Ella solo se acerca a esa zona para trabajar, pero «al estar en contacto con tanta gente es inevitable pensar que has podido contagiarte en algún momento».
«Estamos limpiando las mesas más que nunca y hemos extremado las medidas de seguridad»
Patricia Díaz | Taberna del Pícaro
Ya se nota una tímida bajada de afluencia. Esperemos que esto se quede en un susto»
Ilargi Osuna | Bar Lobo
«De vacaciones haces más cosas. He tenido que hacer memoria para ver si había estado en el bar»
Javier Gurrea | Cliente
El cierre del Ramuntxo Berri «alarmó» a Patricia y sus compañeros. A fin de cuentas, sus clientes «van de bar en bar, por lo que quienes vienen a la Taberna del Pícaro han podido estar antes allí, o en la panadería, en la farmacia... en cualquier sitio. El virus se ha podido expandir fácilmente». Por eso, cada vez que ve a alguien entrar por la puerta sin mascarilla le recuerda la importancia de ponérsela. «Todavía no nos hemos acostumbrado a ella. Es raro, pero no podemos bajar la guardia», reconocía.
De la misma opinión es Ilargi Osuna, camarera del bar Lobo, también en el barrio de Gros. Pese a que la terraza de este establecimiento estaba llena ayer por la tarde, esta joven apuntaba que «ya se ha notado una tímida bajada de clientes, y es normal». Tiene «miedo» de que el posible foco del Ramuntxo Berri les afecte también a ellos, que están a muy pocos metros. «A algunos no les importa el coronavirus, pero hay otros que dejan de salir por temor a contagiarse. Por eso, imagino que estos días notaremos una pequeña bajada de afluencia, pero esperamos que se quede en un susto y volver pronto a la normalidad».
Por su parte, tanto ella como sus compañeros llevan la mascarilla en todo momento, desinfectan las mesas cada vez que se libran y mantienen la distancia «siempre que es posible, porque a veces resulta un poco complicado». Entre las medidas que han tomado a causa de la crisis sanitaria también destaca la de «realizar las comidas por turnos y las reservas previas».
El navarro Javier Gurrea lleva unos días de vacaciones por Gipuzkoa. Ayer se acercó al Lobo con su amigo Oier Salaberria, de Lezo. «Al estar de vacaciones nos hemos movido mucho y cuando me he enterado de los positivos he tenido que hacer memoria para saber si había estado ahí o no. Por suerte, he ido más por la Parte Vieja», explicaba. «Aunque no tengo miedo siempre te queda esa duda de si has estado o no en el sitio».
Virginia Serrano y Marian Gracia, a diferencia de Javier y Oier, sí son asiduas a alternar por Peña y Goñi. Normalmente acuden a la Bodega Donostiarra. Ayer también lo hicieron y seguirán así «mientras que se pueda. Si queremos sacar adelante la economía y disfrutar hay que ir a los bares. Te puedes contagiar en cualquier sitio», asumían.
Los trabajadores de un establecimiento cercano al afectado, por su parte, aseguraban que van a hacerse las PCR «por prevención. La salud es lo primero y no queremos poner en riesgo a nuestros clientes».
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