Iba a dejarlo pasar, pero un titular de este periódico el miércoles y el vermú del domingo me obligan a sacar el tema. Muy a ... mi pesar, porque esto es un periódico y las noticias tienen que ser frescas.
«Donostia tira del precio de los pisos», era el titular. Mira qué bien va la economía. En el vermú me entero de que Jokin se va a vivir fuera, a la galaxia Lurraldebus, que hoy en día se ha convertido en un instrumento clave para mantener la unidad sentimental de los donostiarras. A 94 céntimos de distancia, que es lo que vale el viaje. Hace más por la cohesión de Donostia esa txartela que todas las políticas de vivienda juntas.
Se me atraganta el vermú y no puedo evitar acordarme del Tambor de Oro. Agua pasada no mueve molino y no quiero líos, pero que Donostia entregue su máximo galadón a la cara visible de la plataforma anti deshaucios es, o bien, la asunción de que la batalla está definitivamente perdida, o bien, un monumento al cinismo. Y no por culpa de los premiados, sino más bien a su costa. Una ciudad que expulsa a muchos de sus vecinos porque no hay forma humana de pagar los precios de sus casas blanquea su conciencia y encima lo celebra.
Y eso, por no hablar de que muere Lolo Rico y todo el mundo destaca su altura moral y creativa. Hoy, su obra maestra, 'La bola de cristal', no podría verse en ninguna televisión, por escandaloso y amoral, y Rico se sentaría ante un juez a dar explicaciones detrás de titiriteros, raperos y otros delincuentes.
Buen ambiente en el vermú. Precios no donostiarras, pero esa es otra historia.
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