1958. «Tendrán que funcionar los ascensores durante la noche»
En muchas casas donostiarras, los propietarios prohibían su uso nocturno, lo que dio lugar a un largo pleito
MIKEL G. GURPEGUI
Sábado, 10 de febrero 2018, 08:21
En nuestras revisiones por la hemeroteca, con frecuencia encontramos en viejos ejemplares de DV noticias y comentarios que parecen de ahora mismo. Al contrario, en ... otras ocasiones descubrimos otras que se nos hacen antiquísimas, como la que traemos a la calle de la Memoria de hoy. ¿Sabían ustedes que había habido polémica porque en muchas casas donostiarras los ascensores quedaban fuera de servicio durante las noches? ¿Y que el tema había llegado hasta el Tribunal Supremo?
Lo descubrimos gracias a un artículo de Alfredo R. Antigüedad que apareció publicado en nuestro periódico el 11 de febrero de 1958, con un título que nos deja boquiabiertos. «Fallo del Tribunal Supremo: En San Sebastián tendrán que funcionar los ascensores durante la noche».
Con la mentalidad de nuestro tiempo, resulta difícil comprender por qué hubo una época en que los ascensores funcionaban únicamente de día. Incluso leyendo los argumentos que entonces se daban...
«Hace bastante tiempo, el Ayuntamiento de San Sebastián dispuso la obligatoriedad en el funcionamiento nocturno de los ascensores. Los propietarios de casas en muchos casos se negaban a permitir este servicio, alegando que no podía tenerse a los porteros en función permanente y resultaba peligroso que los inquilinos los utilizaran sin la presencia del portero. Se aducía, además, la horizontalidad de buena parte de la construcción urbana, que hacía más difícil el servicio nocturno de los ascensores».
Francamente, no comprendemos lo de la horizontalidad y tenemos que hacer un gran esfuerzo para situarnos ante uno de aquellos antiguos, ruidosos, lentos y ¿peligrosos? ascensores que hacían aconsejable la presencia de un portero. Más fácil se nos hace entender los argumentos a favor del uso nocturno, aunque no tanto que recomendasen prescindir de aquella opción de los elevadores de antaño de pulsar el botón que tenían en el exterior de la cabina para enviarlo al portal.
«Quienes defendían la utilización del servicio nocturno señalaban que no había peligro en los ascensores, siempre que quienes lo utilizaran no lo reenviasen, dejándolo en el piso a que hubieran ascendido, ya que de este modo estaba vigilado, no pasando nada sin advertirlo el usuario del artilugio».
La cuestión, por raro que nos resulte, provocó una polémica, que intentó zanjar el Ayuntamiento donostiarra, ordenando la obligatoriedad de que los ascensores funcionasen tanto de día como de noche. Contra ello pleiteó largamente la Cámara de la Propiedad, ante el Juzgado de Instrucción y en sucesivos recursos ante la Audiencia Territorial de Pamplona y el Tribunal Supremo, que dio la razón al Ayuntamiento.
Tras aquel extraño pleito, en nuestro periódico apuntaban en febrero de hace sesenta años que «entre los inquilinos, la resolución del Supremo habrá de ser bien acogida. Veremos si ahora que habrá ascensores aumentan las averías; y sobre todo, a ver si no se corta la corriente, ni las restricciones se convierten en tema para la jornada ascensorista».
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