1900. La fauna del Carnaval
La calle de la memoria ·
La efeméride del cambio de siglo fue aprovechada para potenciar la llegada de turistas en la época invernalJAVIER SADA
Domingo, 11 de febrero 2018, 10:31
La ciudad había colocado el letrero de 'Completo' durante la temporada estival y el Ayuntamiento, con el respaldo económico del Gran Casino y la colaboración ... de las fuerzas vivas, se propuso potenciar la llegada de forasteros los meses de invierno.
Aprovechando la efeméride del cambio de siglo, una de las actividades que se decidió potenciar fueron los Carnavales, consiguiendo que, entre 1900 y 1918, los de San Sebastián figuraran entre los mejores de Europa. Aquellos días se llegaba a triplicar la población y se desbordaban presupuesto y fantasía en el diseño de carrozas y comparsas.
Recordemos parte de la fauna participante en los desfiles celebrados las primeras décadas del siglo XX. Nuestro particular zoo podría abrirse con los briosos caballos que, luciendo lujosos mantos de seda, oro y plata, fueron utilizados por los caballeros Juan Freire de Andrade y Suero de Quiñones, que acompañados de escuderos, heraldos, pajes, músicos, doncellas, trovadores y bailarinas protagonizaron encarnizado duelo en la plaza de toros de Atocha. Su brillantez no quitó vistosidad a los caballos alados del Gremio de Herreros que escoltaban a Vulcano.
Los chipirones, dirigidos por un popular pescador, compitieron en popularidad con los mejillones que, con sus redobles de tambor, «parecían decir ¡comedme¡».
Podía haberse completado este menú degustación con los alegres percebes que, seguidos por un batallón de lapas, dirigidos todos por la Lapa Mayor, es decir, el maestro Rodoreda, director de la Banda Municipal que no cesaba de interpretar las composiciones de Sarriegui tituladas 'Mariscos en tierra' y 'Lamentos de chipirón'.
Un descomunal cangrejo servía de base a la gran concha en la que desfilaba la Reina del Carnaval, Ulpiana Rodríguez, costurera de la Casa Gargallo Hnos. y, sin abandonar el mundo de la mar, una cuadrilla de bueyes disfrazados de besugos arrastraban algunas carrozas, debiéndose aprovechar las cuencas de los ojos para dar salida a las correspondientes cornamentas.
A principios del siglo XX, San Sebastián triplicaba su población durante estos días
Sierpes, dragones y otros seres fantásticos envueltos en pólvora y azufre participaban en el Entierro de la Sardina
Ante la pasividad de los disfrazados de perros, los numerosos gatos del Gremio de Cocineros, despreciando el pescado, se entretenían persiguiendo a los muchos ratones que trataban de esconderse en la cocina económica que representaba la carroza y, llevando la contraria al dicho popular, tampoco los elefantes de la Comparsa del Gremio de Albañiles, Escultores y Decoradores parecían asustarse por la presencia de los roedores, manteniendo un ritmo de desfile similar al de la suave y delicada comparsa de cisnes que contrastaban con los grandes brincos de la banda de ranas que dirigía Shegundo Berasategui.
Bandadas de pájaros revoloteaban en el nido que simulaba ser la carroza de Curuchet Sansinenea y las mariposas lo hacían en el jardín presentado por Monsieur Boulay, mientras que la Banda de Libélulas amenizaba el ambiente.
Hace ahora ciento diez años, en 1908, llamó la atención el cerdo presentado por el Gremio de Hoteles, Restaurantes y Casas de Huéspedes con el tema 'Arte culinario', y los cocodrilos no faltaron surcando el Nilo en la carroza que, representando a Cleopatra, presentó el Gremio de Mercerías, Modas, Tejidos, Tintoreros, etc.
La carroza de los expedicionarios llegados del Polo Norte iba tirada por una manada de osos a los que se sumaron jirafas, leones, tigres, cebras y demás fauna africana concentrada en el Muelle para recorrer la ciudad.
Otra fauna, ésta formada por sierpes, dragones y demás seres fantásticos envueltos en pólvora y azufre, se regodeaba bailando fúnebres músicas con ocasión del Entierro de la Sardina.
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