Donostia pudo ser la ciudad de los soportales
1968: El Ayuntamiento estudió obligar a crear zonas porticadas en todas las nuevas construcciones
Nos encantan los 'arkupes' de las plazas de la Constitución y Gipuzkoa o los del Boulevard, son muy útiles en los frecuentes días lluvioso pero ¿ ... se imaginan ustedes una ciudad llena de soportales?
Pues pudo haber existido, o por lo menos pudo haber surgido una Donostia con más zonas porticadas si hubiese prosperado una iniciativa que se movió por el Ayuntamiento donostiarra hace cuarenta años. Encontramos mención a ella en el DV del 2 de febrero de 1968.
«En el pleno municipal celebrado el miércoles, pasó de nuevo a la Comisión de Urbanismo un dictamen sobre la creación de zonas porticadas en nuestra ciudad. Hubo varios señores concejales que hicieron unas consideraciones con el mejor criterio. Incluso en la Parte Vieja, cuando se derribe una casa, la nueva que se construya llevará su parte porticada. Era criterio de la mayoría que si estos pórticos restaban carácter típico a las construcciones en la Parte Vieja... que no importaba. Eso se dio a entender más o menos».
La Comisión de Urbanismo y Obras quiso introducir hace cincuenta años un nuevo texto en las Ordenanzas Municipales de Edificación que suponía la obligación de crear soportales en todo edificio construido o reconstruido.
«Toda sustitución de un edificio derribado por otro de nueva construcción, así como la elección de los de nueva planta, impondrá en estos últimos la creación de una zona porticada mediante la ejecución de un retranqueo en su planta baja».
De dos a cuatro metros
En aquella propuesta barajada en 1968 se establecía que aquellos soportales destinados a uso público tuviesen dos metros de profundidad en el caso de la Parte Vieja, tres en los «antiguos ensanches» y cuatro en lo que entonces se denominaba Ensanche de Amara.
Ignoramos con detalle las circunstancias en que San Sebastián no acabase siendo esa 'ciudad porticada' que parecía diseñar la propuesta. Sí sabemos que las cosas desde el principio no parecían demasiado claras, según el artículo que estamos leyendo en la edición de DV del 2-II-1968.
Comisión de Estética
«El asunto volverá a ser presentado pero con el informe de la Comisón de Estética que hacía pocos minutos que en la misma sesión acababa de crearse nuevamente. ¿Será este asunto un punto de desacuerdo entre el Ayuntamiento y la naciente Comisión, todavía no constituída? Porque si la misión de la Comisión de Estética es simplemente informativa o de asesoramientos, estamos seguros que en este caso considerará en toda su extensión la creación de zonas porticadas en la Parte Vieja».
Y concluían: «Va a ser un laberinto este sector si algún día se derriba una casa. Con el retranqueo y las columnas, vamos a cambiar la fisonomía de un barrio que todavía conserva en parte su propia fisonomía».
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