Ciudadanos
«Todos la creen anodina, inofensiva, pero podría matar a toda una ciudad»Miss Beige (que es también Ana Esmith) y el Yago de 'Otelo' Secretos de alcoba en pijama
Llovió. Llovió despiadadamente en Intxaurrondo el domingo. Llovió cuando, contra viento y marea, se celebraban los terceros Encuentros de Arte Público BAI. Llovió durante la ... performance de Ana Esmith. No importó, trasladaron la cama de Miss Beige de la rotonda a Sagastieder y bajo un frondoso y gran árbol, aquello se convirtió (Ana dixit) en un 'jardín shakesperiano'. La gente se metió en la cama. Hubo hasta quien llegó en pijama (un libro recibió como premio, un libro de Miss Beige, 'Anomalías'). Ana volvió a confiar en el género humano (si tomado de uno en uno...). El lunes en el tren a Madrid, lloró.
–El domingo también lloraste.
– Pero distinto. El domingo lloré de emoción. Porque el espectáculo, la performance, el momento (largo) 'Secretos de Alcoba' salió maravillosamente bien. En realidad, la cama se convirtió en una balsa. Si hubiésemos soltado amarras hubiésemos 'navegado' por Intxaurrondo. Y sí, me emocionó la actitud de la gente que se acostó a mi lado. Mira la foto, ese chico con bigote y oso de peluche. Mira a la chica en pijama. Miss Beige ha plantado su alcoba en Sagunto (homenaje a las grandes heroínas clásicas), en A Coruña, Valencia, Sevilla. Aparte del estudio sociológico que podría surgir de todas esas experiencias, esos momentos me devuelven (no por mucho tiempo) la confianza en el ser humano.
«Me ofrecieron (no salió) desfilar para Balenciaga y posar con vestidos de grandes 'maisons' pero he dicho que no. Mi vestido lo compré en el Rastro, es setentero y de un tejido imbatible ¡polyester!»
– ¿Estás segura?
– Tomados de uno en uno, en la distancia corta somos estupendas. Luego pasa lo que pasa.
– Que en masa te hacen llorar de rabia y miedo.
– En el tren. Cuando vi los resultados de los 27 países de la Unión en las elecciones europeas. ¿Sabes? Supongo que creíamos que éramos y siempre seríamos más que 'ellos', que la extrema derecha, que los reaccionarios. Empiezo a temer que no. Nos están avisando de algo; hay que estar atentos. Vigilantes.
– Como Miss Beige, que sale esperanzada de Intxaurrondo pero por si acaso el martillo lo lleva en el bolso.
– Más o menos. Nunca lo necesito cuando me meto en la cama con desconocidos/as. No lo necesité en Pamplona ni tampoco en Benidorm donde no fue cama sino hamaca. Tampoco en Sagastieder donde llegamos a estar 12 en la cama de la foto. No sabía si se iba a hundir pero bueno, si hubiese pasado, nos habríamos ido a pique todos. Pero no, Miss Beige y los suyos siempre a flote. Y a veces resulta que a mi encuentro viene una chavalita acompañada de su madre y su abuelo. Con un martillo y, toda nerviosa, le pide a Miss Beige que se lo firme. Me encanta imaginarme que luego ella lo llevará en la mochila y se lo enseñará a sus amigas. ¿Qué dirán, qué harán con él?
– A veces Miss Beige y tú pasáis a mayores. Tienes un video epustufante titulado 'No mezclar churros con Meninas' en el que, vestida no solo con vuestro vestido de polyester sino con gabardina (en plan inspector Clouseau), vas colocando explosivos en las esculturas de las Meninas diseminadas por Madrid (plaza de La Independencia, plaza Gijón, calle Goya, Paseo de la Castellana...)
– Ajá. Eso es lo que intento. Se diría que Miss Beige es inofensiva. Invisible casi. Ua mujer anodina. Vestida, peinada, calzada a la antigua. A la antigua de los 70. Nadie se fija en ella. No es agradable. No da besos cuando conoce a alguien y si te metes en la cama con ella ni se te ocurra tocarla pero es capaz, muy capaz, de matar a una ciudad entera. Es algo muy nuestro, de las mujeres.
– ¿Liquidar urbes enteras?
– Me refiero más bien a que sin que lo sospeche tenemos la capacidad de poner muy nervioso, de fundirle sus pies de barro al heteropatriarcado. Yo veo muchas Miss Beige cuando voy de plaza en plaza, en el metro y en los trenes. Mujeres que no necesitan de un marido al lado, ni de un nietecillo a quien pasear. Ni de un perito. Mujeres más libres, libradas de ese feminismo neoliberal que convierte la lucha en camiseta y encima te la vende.
– Ya sé que vamos tarde para las prsentaciones pero dinos quiénes sois tú y Miss Beige.
– Yo soy madrileña. Del 76, la década definida de alguna manera por ese tejido sintético inventado en los años 40 por los químicos británicos Whinfield y Tennant Dickson. Soy licenciada en Periodismo y diplomada en Arte Dramático por la International Drama School Philippe Gaulier en Londres. Pasé 15 años allá y decidí volver. Entonces todos me dijeron 'fuera se vive mejor'. Un día, cuando no tenía muy claro cómo sería mi mañana, me compré ese vestido (el de la foto) en el Rastro y así encontré a Miss Beige, ¡qué personaje! ¿Sabes? Es áspera. Casi feroz pero en nuestra última acción performativa, titulada Pas à deux', estrenada dentro de la red de Teatros Alternativos y compartida con el bailarín Chevy Muraday, se muestra... ¡vulnerable! Y la gente se siente muy reflejada en ella.
– ¿De verdad que has sido Yago?
–En el 'Othello' de la compañía Voadora. Mi Yago, fanfarrón y asesino, cuando se queda a solas está lleno de agujeros; es un colador de emociones y debilidades.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión