Borja Arratibel: «Con carboncillo y lápices de color dibujo el Mal oculto en las fotos»
Borja Arratibel. El profesor de acuarela que mancha al Poder ·
BEGOÑA DEL TESO
Jueves, 1 de febrero 2018, 06:30
De Pasai San Pedro. De cerca del Frontón. Licenciado en Bellas Artes, especialidad en grabado. Formó parte de la fanfarre Tirri Tarra y es alumno ... de la Escuela de Música Pasaia Musikal. Más exactamente, de piano y bombardino. Da clases de pintura en las casas de cultura de esta ciudad. Apasionado del dibujo. Hasta el 23 de febrero expone en el edificio antiguo de Okendo un puñado de obras reunidas bajo el título 'Jendea eta jendilajea'. Si entran en la web de Donostia Kultura le verán en su taller, en acción. Y de fondo, le escucharán tocando el piano
- ¿De dónde salen esas criaturas?
- De las páginas de este periódico. De las fotos que publica la prensa.
- Pero... algunas se dirían los seres que pueblan las noches del Principal durante la Semana de Terror. Y esos solo aparecen en los periódicos en los últimos días de octubre y primeros de noviembre.
- No me fío del Poder. No me fío de los Poderosos. Intuyo que en el interior de muchos de los que ostentan la presidencia de países, reinan en islas y penínsulas o acuden a grandes conferencias internacionales anida, se esconde, se incuba el Mal con mayúsculas. Ellos, los que salen en las fotografías no son a los que debemos temer. Hay algo más. Algo que está sobre ellos y sobre nosotros. Y yo lo detecto y lo muestro.
- No parece que tus armas sean las mejores para destruir esa Maldad. ¿Carboncillo, lápices de colores, papel de estraza o de embalaje?
- En algún cuadro me he permitido el lujo de matar con un puñal a una de esas criaturas pero no es mi misión destruirlas. Simplemente las retrato. Pero no como salen en las fotos, no. Ni como en esos cuadros que cuelgan en los salones del trono o de plenos. No. Uso papel de estraza porque me gusta pero también porque, al no ser exquisito, tengo más libertad de, si la espátula lo acuchilla, acaso dejar la herida. ¿Sabes? En esta historia de 'Jendea y jendilajea' hay mucho de dibujo automático...
- Explícanos eso. Según la Wiki sería un 'proceso definido por la ausencia de un proyecto y donde el ejecutor es guiado por los impulsos del momento'.
- Más o menos. Yo dibujo mis criaturas casi sin mirar lo que estoy haciendo sobre el papel de estraza o de embalar. Me concentro en la fotografía que tengo cerca. Arranco con el carboncillo. Arranco de unos rasgos, un gesto, la boca, los ojos. Y mi mano dibuja, dibuja, dibuja. Es como si quisiera extraer algo que he detectado en esa mirada, en aquella boca. Luego mancho, creo vacíos, juego con el negro, que a veces genera nuevos dibujos, nuevas líneas de creación. Me gusta tanto el dibujo...
- ¿Por?
- Es como la palabra: impulsivo. Las palabras las pronuncias cuando quieres decir algo. Muchas salen sin pensar (las). Con el dibujo pasa algo parecido: aparece, sale, fluye. Todas las otras técnicas son más reflexivas: la acuarela, el óleo. Aunque en el óleo también me siento cómodo. Tiene un bonito grado de impulso y puedes empastarlo, taparlo, borrarlo...
- Yo diría que en la inspiración (automática o no) de estas criaturas está la huella de ogros, nosferatus y monstruos que surgen de las tinieblas. En cierta manera, repito, a algunos nos suena.
- Técnicamente te podría hablar de tintas planas, de semejanzas con la serigrafía. O de la influencia que tiene el grabado calcográfico en mi proceso de creación. Pero es verdad que en mis referencias tanto en la composición como en las líneas que uso para crear esas figuras se oculta mi pasión por el expresionismo alemán tanto el cinematográfico ('El gabinete del doctor Caligari') como el arquitectónico o el pictórico. Y claro que están los ogros sin ojos y sin orejas de los cuentos más terribles...
- Bajo las vigas de la casa del Almirante Okendo y en las paredes cercanas adonde ahora mismo tienes que dar una clase de acuarela hay distintos formatos y tamaños. ¿En cuál te sientes más a gusto?
- En el grande. Estoy más libre, el trazo puede asemejarse a un corte, un rasponazo y las manchas acaban cobrando una presencia más rotunda. El Mal puede agigantarse para aterrarte. Y me gusta el formato vertical. El del cuadro que tengo en las manos en la foto. Podría ser un cartel. Y el cartel es un género apasionante. Un cartel que proclamara que nosotros, la gente, 'jendea', somos las víctimas de ellos, de ese jendilaje', esa gentuza de élite a la que, si rascas su foto con un carboncillo, un lápiz de colores (basta con un Alpino de toda la vida, no creas) y una espátula pequeña, desnudas para que veamos Aquello que los habita.
- ¿Figurativo? ¿Abstracto?
- Ambos. Con o de una mirada, una mano de dedos huesudos o unos dientes informes puede salir un 'retrato' monstruosamente figurativo pero acaso luego me pongo a jugar con la composición y voy hacia la abstracción. Suelo usar lápices fosforecentes porque a veces me divierto aligerando con amarillos fosforitos el dramatismo de un retrato inacabado.
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