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El acceso a Larramendi desde Urbieta, colapsado el pasado jueves a las 9 de la mañana. A. U.

Un atajo poco o nada recomendable

Crónica municipal ·

El cierre de San Martín ha mostrado la picaresca de los conductores para cruzar el Centro más rápido

Dani Soriazu

San Sebastián

Domingo, 9 de febrero 2020, 09:57

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Se ha cumplido una semana del cierre al tráfico privado de la calle San Martín, a cuenta de las obras de la pasante ferroviaria en ... esta vía, entre la calle Urbieta y Fuenterrabía. El balance por ahora es satisfactorio. Desde el Ayuntamiento se felicitan porque los incesantes mensajes de aviso a navegantes han surtido el efecto deseado y muchos han decidido dejar el coche en casa y, aprovechando los días de buen tiempo, moverse a pie o en transporte público. Estos primeros días el corte ha cogido a algunos conductores despistados, sobre todo aquellos que no eran residentes en la ciudad, pero en ningún caso ha supuesto un caos. Sin embargo, hay quienes por necesidad o por pura cabezonería han metido su vehículo por esta calle y se han visto en la obligación de desviarse hacia el río, por Urbieta, para llegar al Boulevard o dirigirse a Gros. Eso los más formales, porque otros han echado mano de la calle Larramendi, a modo de atajo, para meterse después por Fuenterrabía -lateral del Buen Pastor- y tirar directos hacia la Avenida. Una fórmula que en horas punta ha supuesto el colapso de estas vías, de un único carril y que cruzan una zona eminentemente peatonal y sin semáforos. Agentes de Movilidad prohiben de vez en cuando el paso, o se colocan para disuadir de la artimaña a los conductores. En cualquier caso, aunque la maniobra sea legal, se debería atender al sentido común y asumir el hecho de que meter el coche en el Centro, a día de hoy, tiene un coste extra que no deben pagar los peatones.

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