«No es lo mismo abrir un bar en tu zona de confort que donde ni te conocen»
Ciudadanos ·
El Txangai, un local mítico en la esquina, chaflán, casi rotonda de la calle Particular de Ategorrieta con José María Soroa, tiene nuevos gestores. Una ... familia vasco-uruguaya-catalana ha tomado las riendas de un bar que vivió sus mejores noches cuando lo regentaban Pilartxo y Andoni, que ahora enloquecen al personal con sus albóndigas en el Iribia de Ancín, Navarra. Lo han llenado de luz, de Alhambra en grifo(s) y de raciones de champis.
- No fue mal día para quedar el domingo, ¿eh? Andaba la ciudadanía jubilosa.
- Y tanto. Charlamos antes de que la gente se marchara a Anoeta (Reale Arena) al derbi y cuando las subcampeonas de la Copa de la Reina solo perdían por dos goles. Reponían fuerzas los participantes del Cross de la Gimnástica de Ulia. Hacía ese sol de febrero loco y/o consecuencia del cambio climático irreversible y la luna había sido tremenda.
- Vosotras tampoco lo habíais hecho nada mal. Remas en Arraun Lagunak y el sábado ganásteis el Descenso de Traineras de Hondarribia. Rebasasteis a Orio por 14 centésimas.
- Fue una contrarreloj de lo más intensa. Nuestro entrenador (tenemos dos, Ekain Iriarte y Olabe) al principio nos dijo que habíamos quedado dos segundos por detrás de las oriotarras, lo cual no estaba nada mal. Pero resultó mucho mejor. ¡Ganamos! Terceras quedaron las chicas del TAK Oria.
- ¿Por qué, desde cuándo remas?
- Desde los nueve años. Empecé en el Ondarroa Cikautxo. Hace tres años me fichó el Arraun Lagunak. ¿Por qué remo? Me gusta el tremendo trabajo de equipo que representa ese deporte. Pasas mucho tiempo entrenándote en plan individual en el ergómetro, ese simulador de banco fijo. Intentas mejorar tus números y llegar a la ecuación perfecta de tu peso-potencia. Pero tus objetivos siempre son colectivos.
- ¿Cómo es eso?
- Mejoras para que mejore la tripulación, la trainera. Vas a entrenar aunque estés hecha polvo porque sabes que las demás puede que estén igual de cansadas que tú pero si fallas, si haces 'kale' el grupo se resiente. Somos 17. Y todas somos Arraun Lagunak.
- Así que te ficharon hace tres años. 36 meses después abres un bar. No pierdes el tiempo...
- A la familia (mi padre Mauro, mi tía Rosario, mi madre Adriana) le apetecía entrar en hostelería y, al tiempo de venirme yo para aquí, se vinieron ellos aunque mi padre solo en plan de ayuda porque tiene su oficio. Empezamos a buscar sitios y un día que yo estaba en Marruecos...
- ¿Regateando?
- No, de vacaciones. Me llamaron y me dijeron que en cuanto volviese teníamos que ver todos un local que parecía muy interesante. Que no estaba en la Parte Vieja sino en un barrio del que ellos tres sabían más bien poco...
- Gros. Pero no el Gros de Zabaleta o Zurriola. El de más adentro. ¿A eso le llamas tú salir de la zona de confort?
- Pues sí, porque así es. Habría sido más fácil coger uno debajo de casa, en Ondarroa, donde todos nos conocen. Donde la vida se hace en los bares. Yo misma no me sé los nombres de las calles de allá pero sí el de todas las tabernas. Tan bien como sé que si quiero encontrarme con los míos, bajo y los busco por esos bares. Lo díficil era, precisamente, venirte a un sitio donde nadie te conoce y del que tú tampoco tienes muy claro la idiosincracia, el horario, los gustos.
- Entiendo, pero no tienes pinta de ser un fichaje extraterrestre del estilo de Bale. Llevas tres años aquí, te mueves en bici...
- Y si no me encuentras en el Txangai, búscame en el Pandora. Y con las chicas del club solíamos ir al Ostertz del Muelle, pero nos lo han cerrado. También puedo perderme en el Polvorín de Urgull. Nunca en esos sitios con 60 pintxos en la barra. En Ondarroa, de eso no tenemos. Te voy a dar un consejo: si paras alguna vez camino de La Antigua, come en el Sutargi. Es patrocinador del Aurrera KE y sus chipirones encebollados son lo más. Está a la salida del puerto viejo y para llegar no tienes que ir esquivando turistas como me pasa a mí cuando voy a a entrenar al Muelle. Con decirte que ya han empezado hasta a bañarse en la rampa...
- Todavía no me has situado en vuestra conexión uruguaya.
- Somos de allá. De abuelos vasco-catalanes. Somos de una ciudada llamada Libertad, fundada por alsacianos que huían del dominio alemán. Hace 20 años que nos vinimos para aquí, pero a mi madre no se le ha olvidado el secreto de los canelones uruguayos.
- ¿Son distintos a los nuestros?
- Bastante, porque se hacen con la masa del crêpe, del crêpe salado que se llama 'frijoa'. No, no los tenemos en barra. Lo que sí sacamos son las típicas empanadas de carne que la gente cree que son argentinas pero no lo son, no.
- También os disputáis a Gardel. Últimas investigaciones indican que nació en Tacuarembó, Uruguay. ¿Y esos pintxos alargados?
- Barquichuelas de txangurro. Pero mi madre echa el resto en la salsa de sus champiñones. Y nosotros en los cañeros de Alhambra. Y aquí siempre habrá una tapilla de obsequio. Como en Ondarroa
- El Txangai pasó épocas mortecinas, ¿no os asusta o asustó?
- Lo pondremos de nuevo en el mapa. La gente ya sabe que somos unos más del barrio. Los clientes nuevos, repiten. Los de antes, vuelven. Es ya nuestra zona de confort.
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