La ilusión por bandera
La Concha. ·
Xubane Uribarrena, Lucía Canal, Nahia Goenagay Amaia Eguren representan las diferentes formas de soñar con ondear mañana la bandera mas especial de la temporadaArraun Lagunak lleva todo el verano protagonizando crónicas y titulares gracias a los éxitos conseguidos por el bote donostiarra. Mas allá del equipo, del grupo ... de remeras que conforman la tripulación, las tostas de la Lugañene son ocupadas en cada regata por mujeres con realidades y circunstancias muy diferentes dentro y fuera del agua. Todas, independientemente de su papel dentro del equipo, están deseando que llegue mañana la hora de la verdad. La Bandera de La Concha está marcada en su calendario desde que en noviembre empezaron a entrenar. Consiguieron en la primera jornada una renta de casi diez segundos que ha puesto muy de cara la que sería la tercera Bandera de La Concha en la historia de Arraun Lagunak. Prefieren ser cautas. «Tenemos ese puntito de ansiedad de que llegue ya, los entrenamientos se hacen largos esta semana», confiesa Xubane Uribarrena (Donostia, 1999).
La de Trintxerpe es una de las voces autorizadas de la trainera, suele ejercer de portavoz en recibimientos o atendiendo a los medios. La ankeko rema en Arraun desde 2015 y ha participado en las dos ocasiones en las que se ha conseguido la bandera hasta la fecha. «La Concha es especial, es la regata que todo el mundo ve. Se prepara con mucho mimo desde invierno cuando empezamos a entrenar», asegura.
«No damos nada por hecho, evidentemente, la bandera no es de nadie todavía, pero somos conscientes de la ventaja que tenemos, aunque no saldremos pensando en eso. Queremos volver a firmar una buena regata, la última. La intención es redondear una temporada que ya es increíble», añade su compañera Lucía Canal (Donostia, 2003).
La canterana puede presumir orgullosa de haber conseguido una Concha. «Ganar este año sería conseguir la segunda consecutiva, algo muy especial». La primera vez no se olvida y Lucía aún lo recuerda «emocionada, cómo lloré. Con 20 años, conseguirlo para mí fue súper especial. El momento de coger la bandera en el barco fue increíble. Ojalá lo pueda repetir mañana», apunta.
Pese a su juventud, Canal se ha ganado por méritos propios ser una fija en la banda de babor, titular justo por detrás de Xubane.
Se han pasado el verano remando una detrás de la otra. «Igual no se acuerdan, pero en 2021 cuando ganamos esa primera Concha, tanto Lucía como Udane solían venir a completar entrenamientos, no estaban en dinámica de trainera ese verano todavía. Me acuerdo de ellas en Alderdi Eder, las dos sacándose fotos con nosotras, llorando como magdalenas. Fue bonito, porque son remeras de casa, sienten el club. Yo veía muy lejano remar con ellas y mira dónde estamos, con el objetivo de ganar la segunda Concha juntas».
Las cosas han cambiado mucho desde entonces, especialmente para Lucía. Ella ahora se ha convertido en ese espejo en el que las juveniles se miran.
Entre ellas Nahia Goenaga (Lasarte-Oria, 2007), que este verano ha probado lo que es estar en el equipo de la trainera. Ha compaginado los entrenamientos de banco móvil a las ordenes de Gustavo Canal –aita de Lucía– con la dinámica de las seniors. «Ha sido una pasada vivir este año con ellas, de verdad que ha sido espectacular» asegura Nahia, con lo ocurrido en la primera jornada aún muy presente. «Viví con ellas tanto lo bueno como lo malo, como son esos nervios previos que también los sentimos las que nos remamos. Pero cuando vimos el resultado, lo celebramos igual o más que ellas. Recibirles en la rampa es muy especial, sentimos un orgullo por el equipo muy fuerte, la verdad».
Goenaga tiene muy claro el objetivo. «Estamos entrenando básicamente para llegar un día a remar en esa trainera. Luchamos por ello cada día que montamos en el bote. Saber que otras han estado en nuestro lugar ayuda, Lucía es una referente a seguir. Empezó como yo en el banco móvil y de ahí ha ido poco a poco luchando para conseguir ese hueco en la trainera», explica la juvenil.
Sabe cual será su papel mañana, «desde fuera intentaremos darles todo el apoyo que podamos. Procuraremos calmar nervios y ayudar todo lo que podamos desde fuera». Junto a Nahia estará también Amaia Eguren (Pasaia, 2000). «Nosotras llegamos también pronto, para hacer equipo y apaciguar esos nervios que traes desde casa, porque al final, estando juntas, se lleva mucho mejor. Algunas bromas, bailecitos que nos ayudan a quitar esa presión de encima. Yo siempre estoy chinchando, les doy un abrazo a cada una para pasarles también mi fuerza. Desde fuera chillaremos, animaremos y les esperaremos con orgullo pase lo que pase», señala Amaia.
De familia arraunlari, su madre y su madre fueron remeros, porta la camiseta de Arraun Lagunak, aunque también podría llevar la del Bera Bera. «He jugado a balonmano desde pequeña y éste fue un reto que me propuso Etxabe. Poco a poco estoy aprendiendo. Llegué sin saber mucho, todo me sonaba un poco a chino, a un puesto difícil como el de patrona». Amaia tiene a todo un referente como profesora, Andrea Astudillo, a la que admira «desde el primer día le dije que aquí venía a aprender de ella. Con sus consejos o truquitos me está ayudando mucho», asegura Eguren. Cuenta como «en la primera regata en Galicia iba con el médico del club en la motora y cuando le vi a Andrea subir a coger la bandera empecé a llorar. No me creía que yo pudiera estar en este equipo. No me quiero imaginar lo que puede ser vivirlo mañana en el muelle».
Rumbo a la normalidad
Las más jóvenes explican con normalidad cómo sus referentes dentro del mundo del remo son otras mujeres que han conseguido llegar a donde ellas sueñan con estar. La evolución desde que Xubane empezó a remar es evidente. «Todavía se estaba empezando a dar pasos importantes cuando yo empecé. La Liga era de cuatro traineras, hace no tanto se amplió a ocho. Estaban San Juan, Hibaika... Las cosas han cambiado mucho a lo largo de los años y también el nivel ha ido creciendo. Yo trato de enseñar a las que vienen los valores que me ha dado el club, lo que es el remo para mí», explica.
Lucía añade que creció viendo a esas referentes, «al final me crié en el remo viendo esos piques de Zumaia y San Juan, de Hibaika... Queríamos ser como ellas, pero nos parecía que sería algo súper difícil porque había muy pocos puestos. Ahora se han dado pasos necesarios a mejor, aunque todavía quedan muchos por dar. Las jóvenes vienen con una base mucho más hecha, por suerte y afortunadamente, pero ellas también tendrán que pelear sus propias luchas».
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