Real Sociedad - Salzburgo

Vuelve la Champions, que suene la música

Ahora mismo marcha empatada a puntos con los italianos con dos goles más en el averaje general, por lo que con un triunfo hoy le valdría el empate en el Giuseppe Meazza el 12 de diciembre para acabar líder. Salvo que el Inter firme una goleada esta noche al Benfica en Da Luz... La Real supo aguantar el año pasado el pulso con el United, una experiencia que utilizar ahora.

En la situación actual, no es lo mismo quedar primero que segundo. Si acaba detrás del Inter se medirá en octavos a un primero, y dado que no podría hacerlo contra el conjunto de Milán ni con un rival de la Liga –Real Madrid, Barcelona y Atlético apuntan a ser primeros– quedaría condenada a enfrentarse a Bayern, City, Arsenal o PSG si acaba liderando su grupo. En caso de ser primero el rival de octavos sería más accesible.

Tampoco hay que olvidar que la UEFA premia con 2,8 millones cada victoria, un incentivo económico importante para un club como el txuri-urdin. La diferencia con el empate, 930.000 euros, es significativa. Como ven, son suficientes argumentos para vivir con pasión un partido en el que la Real se juega muchas cosas.

Hasta ahora, el conjunto de Imanol ha ofrecido su mejor versión en la Champions, donde ha superado con claridad al Benfica en el doble enfrentamiento y al Salzburgo en Austria. También lo hizo en juego frente al Inter aunque se dejara dos puntos en el tramo final con un empate (1-1) que no hizo justicia a los merecimientos que contrajo durante el partido.

Sin duda se trata de una competición que, por su trascendencia y proyección, estimula al máximo al futbolista y consigue sacar lo mejor de él. Excepto Traoré, Odriozola, Tierney y André Silva, que ya la conocen, para el resto es una nueva experiencia que están viviendo con la máxima intensidad. Ese aspecto motivacional está resultando determinante en la calidad del fútbol blanquiazul en el torneo, ya que no es casualidad que sus mejores partidos en la presente temporada hayan sido los europeos.

La Real lleva años trabajando duro para afrontar con la máxima garantía estos compromisos del máximo nivel y ahora que han llegado no quiere desaprovecharlos. Porque oportunidades así pasan pocas veces en la vida y hay que exprimirlas. Tanto por los jugadores como por la afición.

Al contrario de otras temporadas, la Real ha llegado a finales de noviembre sin apenas lesionados. El percance de Oyarzabal con la selección se quedó en un susto y pudo jugar un rato contra el Sevilla, Tierney ha vuelto a ser convocado por segunda vez y André Silva se estrena en la lista. Carlos Fernández es el único inquilino de la enfermería.

Así las cosas, Imanol tiene donde elegir para conformar el once. No parece que vaya a realizar demasiados cambios, aunque alguno habrá. Con Remiro bajo palos, atrás Aritz podría dar un respiro a Traoré y puede que hasta Tierney entre en la izquierda. En el centro del campo Zubimendi, Merino y Brais parecen fijos. El navarro, eso sí, está a una tarjeta de la suspensión y ha arrastrado problemas físicos.

Más dudas hay en ataque, donde cualquier cosa puede pasar. Después de su golazo ante el Sevilla, Sadiq se ha ganado la oportunidad de seguir en el once. Oyarzabal viene de lesión, por pequeña que sea, y hay que valorar si merece la pena arriesgar de salida. Tanto Kubo como Barrenetxea están en perfectas condiciones, aunque el japonés se pegó una buena pechada de kilómetros con Japón y ha perdido la chispa del principio de temporada. Cho está en un segundo peldaño –solo ha sido titular en Mestalla y Buñol–, pero algún día tendrá la oportunidad de formar con los mejores si se quiere tener una buena referencia de su potencial.

El Salzburgo llega con siete bajas, algunas importantes como las de Solet, Baidoo, Terzic y Kjaergaard, aunque en esta semana ha recuperado por lo menos al capitán Ulmer, a Kameri y a Koita.